La acreditación de calidad de la Universidad del Tolima

El Consejo Nacional de Acreditación, CNA, negó a la Universidad del Tolima la Acreditación Institucional de Alta Calidad que había solicitado. Esa noticia ha originado varias confusiones porque no todos los ciudadanos conocen los conceptos y procesos correspondientes.

Es necesario precisar que este tipo de acreditación es voluntaria y no obligatoria. Tanto es que de 346 universidades que funcionan en el país, sólo 28 han logrado este tipo de acreditación que se hace sobre conjunto de características y factores que deben tener un logro óptimo y deseable.

Entonces, dicho de otra manera, nuestra universidad está entre las 318 que no tienen tal acreditación, cúspide o ranking al que seguirá aspirando y así lo ha dicho su rector, José Herman Muñoz Ñungo.

Es de aclarar, que el hecho de que una universidad no tenga acreditación institucional de alta calidad, no implica que la inhabilite para ofrecer programas de profesionalización y de posgrados. Es suficiente que dichos programas tengan su registro calificado, requisito que se basa en factores básicos de calidad exigibles para el efecto.

La Universidad, en el caso de programas a los que se les haya negado la renovación de dichos registros, tiene la obligación de garantizar la continuidad de los estudios a los que ya hubieren iniciado sus carreras, hasta que obtengan sus correspondientes títulos.


Desde luego que todo programa académico deberá tener su registro calificado reconocido por el CNA para poder ofrecer matrículas nuevas en los programas que no tengan dicho requisito. La Universidad del Tolima sigue su marcha y no tiene problemas para la oferta de programas presenciales y a distancia.


Los nuevos directivos de la Universidad del Tolima tienen, por supuesto, el reto de reiniciar el proceso de acreditación institucional, ampliar el número de programas académicos con acreditación de alta calidad, lograr la renovación del registro calificado para los programas a los cuales se le haya negado este requisito que impide volver a abrir nuevas cohortes; cumplir y desarrollar las acciones pertinentes dirigidas al mejoramiento de la calidad de su oferta educativa y hacia allá están dirigiendo su actividad las nuevas directivas.


Vale recordar que entre ese pequeño grupo equivalente al ocho por ciento de universidades colombianas que tienen reconocida la acreditación institucional de alta calidad, están, desde luego, las que ya públicamente se les reconocía como las mejores del país: La Universidad de los Andes, Santo Tomás, La Sabana y Javeriana, entre las privadas; la universidad del Valle, la de Medellín y la Nacional, la Industrial de Santander, entre las oficiales.

En este grupo de excelencia, esperamos que esté la Universidad del Tolima. Todos los tolimenses tenemos ese anhelo y apoyaremos a la comunidad universitaria para que lo consiga. Para ello, la Universidad deberá construir un nuevo plan de desarrollo, un nuevo PEI, sus programas deberán tener conexiones internacionales, se deberá incrementar el total de sus docentes de tiempo completo, el Instituto de Educación a Distancia tendrá que fortalecer sus mediaciones tecnológicas y avanzar hacia la virtualidad, el uso de las TIC; la universidad tendrá que aumentar sus programas de posgrados y muchas otras cosas más que el CNA ha recomendado realizar en el futuro inmediato.
    Finalmente, en nombre de mi esposo Luis Eduardo Chamorro, mis hijos Jonathan Iván, Libia María del Mar y en el mío propio, deseo para todos los lectores, una Navidad llena de paz, de alegría familiar y un Nuevo Año con metas y proyectos claros que contribuyan al alcance de sus sueños.


Credito
INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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