El caso de Eduardo Bejarano

No sorprende la actitud de Bejarano en contra de los ibaguereños, teniendo en cuenta que a pocos días de haber asumido la gerencia del Ibal, ya nos había condenado a no tener una solución.

Desde el comienzo expresó sus intereses clara y abiertamente, desconoció la autoridad y nos puso en una condición de vulnerabilidad y atraso frente a la solución que podría dársele al problema del agua.

Aún no podemos entender a qué fue a China, porque de dicho viaje no se conoce ningún informe que tenga relación con el principal proyecto que debía realizar en calidad de gerente.

Denotó en su actitud como funcionario un interés particular, incompetencia e incoherencia. En algún momento se le escuchó decir que jamás demandaría al Ibal.


Y no entendemos los ibaguereños, en qué sustenta su demanda, si salta a la vista un presunto incumplimiento de funciones, toda vez que su estadía en el Ibal, retrasó cualquier solución al problema del agua.


Igualmente, su falta de respeto hacia el señor alcalde Luis H. Rodríguez fue pública cuando incluso llegó a desconocerlo y a pasar por alto las órdenes impartidas y las decisiones tomadas.


Estoy segura que con la arrogancia que lo caracteriza, vio diminutos a los ibaguereños y creyó que nuestro alcalde debía mantenerlo en el cargo, así no tuviese avances para presentar en su gestión como gerente.  


Me pregunto si es que nunca tuvo claro su principal compromiso y si es que era desconocedor de que dependía directamente de nuestro alcalde, quien ejerciendo su derecho, lo declaró insubsistente, y cómo no hacerlo, si sobre él recae toda responsabilidad.


Tengo la impresión que algunos aspectos normativos relacionados con la gerencia del Ibal deben cambiar, porque se pone en duda el concepto que implica el libre nombramiento y remoción, al que se acoge cualquier funcionario que no pertenezca a una carrera administrativa, encontrando fundamentos jurídicos para demandar sobre su permanencia en el cargo.


Nuestro alcalde, y ningún alcalde, se puede exponer con funcionarios ineficientes e ineficaces que van en contravía de los intereses, necesidades y urgencias de la ciudad.  


Por lo tanto, confiamos plenamente en la justicia y estamos seguros que ante un caso como este, el fallo será favorable para la Alcaldía y contra las pretensiones, egoístas, mezquinas y particulares que muestra Bejarano, quien de paso, acaba cualquier posibilidad en el ámbito político en nuestra ciudad; él, se ha hecho el 'haraquiri' en dicho campo.

Credito
INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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