Aprender a leer y escribir

Es preocupante que Colombia figure como uno de los países donde solo 50 de cada 100 bachilleres egresados de sus planteles educativos, saben leer y escribir. Pero más preocupante aun, es que a sabiendas de que esto es una realidad, no se asuman los programas, planes y proyectos que como parte de una política pública, deben surtir resultados.

Es preocupante que Colombia figure como uno de los países donde solo 50 de cada 100 bachilleres egresados de sus planteles educativos, saben leer y escribir.

Pero más preocupante aun, es que a sabiendas de que esto es una realidad, no se asuman los programas, planes y proyectos que como parte de una política pública, deben surtir resultados.

En la básica primaria es usual escuchar al docente del grado siguiente, endilgarle toda responsabilidad a su homólogo anterior. Este fenómeno con gran frecuencia se escucha en la básica secundaria año tras año, en la media técnica y en la universidad.

Diariamente el problema se evidencia a través de cualquier documento, ya sea un derecho de petición o un sencillo texto argumentativo, que generalmente carece de ortografía, en todas sus dimensiones: tildes, puntuación, coherencia, cohesión, y más allá.

Da pena recibir reclamos escritos de estudiantes de último semestre de cualquier programa, porque los errores distraen el objeto del mismo.

Ante dicha problemática, se hace urgente una intervención desde los planes de estudio de todos los niveles, para que de manera transversal se reoriente el proceso de enseñanza aprendizaje de la comunicación y el desarrollo de sus competencias.

La universidad recibe en el primer semestre, estudiantes de todos los municipios del país y el flagelo es similar, cuando de comunicación se trata.
¿Entonces, qué hacer? En primer lugar, buscar los docentes más preparados intelectualmente y de Lengua Castellana, que en lo posible demuestren que escriben, leen y están altamente cualificados, para que sean quienes lideren el proceso de enseñanza aprendizaje de manera transversal desde el primer año de educación hasta culminar su bachillerato, de manera que entreguen a las universidades, estudiantes con las competencias adecuadas dentro de lo posible.

La Universidades, por su parte, además de elevar la exigencia en la contratación o nombramiento de profesores, deberán implementar en su malla curricular, una asignatura, semestre a semestre en cada carrera, que coadyuve a graduar profesionales capaces de hablar, leer y escribir, competentemente.

Es preocupante que egresados de todas las áreas, denotan altas deficiencias a nivel escrito, y aquí me refiero a egresados de universidades oficiales y privadas, sin excepción, en buen porcentaje.

Además, se debe incentivar la lectura, como un mecanismo que ha contribuido a que países como Finlandia, ocupen primeros lugares en pruebas internacionales, adjudicándole gran valor al hecho de que el 80 por ciento de las familias, van a la biblioteca el fin de semana; en el 100 por ciento de las escuelas gira un texto por cada estudiante, pero lo más importante, es la cualificación de sus docentes.

Credito
INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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