La educación para la paz

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Por más de cincuenta años, los colombianos hemos soñado con un país libre de guerra, donde sea posible hablar de paz. Sin embargo, hemos creído que la paz la deben construir actores sociales ajenos a nuestro entorno, sin darnos cuenta que la paz también se teje en los hogares, en las cuadras, en las manzanas, en las ciudades, entre los amigos, en la escuela.

Poco se reconoce que las palabras tienen un peso equivalente a un tiro, cuando se pretende destruir y se está dispuesto siempre a dañar, a dividir, a descalificar por diversos intereses como puede ser la lucha por el poder, las coaliciones, para lo cual muchas veces no importan los conflictos y el daño que se pretenda causar en una organización o en una comunidad de cualquier orden.

Tal como se encuentran en la lucha armada sujetos con propósitos definidos para desestabilizar, en muchos escenarios están sus homólogos dispuestos a enrarecer el ambiente y muchas veces como producto de un problema de salud mental identificado, que se convierte en un secreto a gritos donde todos soportan al enfermo como si fuese una obligación, permitiendo que los climas organizacionales se conviertan en tóxicos y la paz se perturbe sin mayor reparo; cuando existen normas que se encargan de acuerdo con su utilización, de garantizar el respeto, buen trato y tranquilidad en los grupos sociales.

Pregunto, ¿el acoso laboral al cual recurren algunos individuos, no es un atropello a la armonía y en consecuencia a la paz a la que constitucionalmente se tiene derecho?

Según nuestra Carta Magna, dentro de los 30 derechos fundamentales contamos con el derecho a la vida, la salud, la educación, no existirá desaparición forzada, torturas, ni tratos inhumanos o crueles, ser libres e iguales ante la ley, tener intimidad personal y familiar, al buen nombre, a tener libertad de conciencia, libertad de expresar y difundir el pensamiento y opiniones, a la paz, a circular libremente, al debido proceso, a la conformación, ejercicio y control del poder político…

En todas las instituciones de educación, oficiales o privadas, es obligatorio el estudio de la Constitución y la Cívica. Así mismo, fomentar prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana. El Estado debe divulgar la Constitución para que cada quien sea capaz de exigir y reclamar sus derechos. Es obligatoria la cátedra de la paz, ¿se está obrando en consecuencia? ¿Estamos emancipando a la ciudadanía?

A propósito del tema, la Universidad del Tolima realizará el Primer Congreso Internacional para la Paz, del 22 al 24 de agosto, liderado por el Doctor Eduardo Augusto López y el grupo de investigación de Educación Física Recreación y Deporte, teniendo como pregunta central: ¿Y tú, cómo construyes paz?

Es una oportunidad para escuchar muchas voces sobre los conocimientos científicos construidos en torno al tema, a través de los conferencistas invitados y de las ponencias que sobre educación para la paz ya están inscritas.

tatianarojasoviedo34@gmail.com

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