Ya lo he dicho en otras oportunidades, pero me agrada repetirlo: Fabio Morales Restrepo es médico cirujano y es artista. Como médico uno imagina la delicadeza de sus manos para cortar con exactitud la piel, explorar los tejidos y extirpar lo dañado del cuerpo humano.
Como artista Fabio Morales Restrepo es pintor y grabador, y de igual manera uno imagina la finura con que sus dedos inventan el trazo, crean universos de textura y color, prensa la lámina para que su creación se transfiera al papel y surja un nuevo mundo.
Uno imagina que su arte lo hace con la misma exactitud con la que explora la piel de un paciente que aspira a derrotar el mal que se ha posesionado de su cuerpo.
Estoy especulando, claro. Lo cierto es que él ha sabido equilibrar ambos oficios porque es un hombre disciplinado y los acomete con la misma maestría con la que busca resultados satisfactorios en ambas profesiones.
Salvar vidas con la medicina y salvar espíritus con el arte.
Y no es fácil crear universos nuevos que enriquezcan el espíritu.
En medio de sus compromisos médicos, Fabio ha dado rienda suelta a su pasión artística. En su periplo, por ejemplo, ha discurrido por el óleo y el acrílico hasta llegar a la impresión de la imagen, que conforma su última producción artística y es la que hoy nos entrega como una primicia.
Para lograr esta maestría ha estudiado a fondo las técnicas del grabado y ha conseguido con ellas el conocimiento necesario para el manejo de las herramientas: buriles, bruñidores, escoplos, graneadores, gubias, rodillos, prensa, químicos, planchas y tintas. Y ha investigado sobre el papel y los soportes del impreso.
Se ha preparado haciendo cursos en Bogotá e, incluso, ha viajado a España a especializarse con los mejores grabadores de Europa. Está en permanente experimentación y esa es una garantía de productos óptimos en la técnica y de nuevos contenidos estéticos que sirvan de base a su trabajo.
Por eso no se me sorprende que Fabio Morales sea el artista que hoy nos deleite con su obra gráfica en esta exposición en la Sala de Exposiciones Darío Jiménez de la Universidad del Tolima. Quienes tengan la oportunidad de recorrer las obras se van a enfrentar a un universo que los sumergirá en la placidez que producen las verdaderas obras de arte.
Una exposición de altos quilates, que sorprende en sí misma y es dadora de vida por su calidad artística.
Hoy en día sigue siendo el cirujano reconocido y admirado, pero, también, el grabador excelso que a base de constancia ha llegado a ubicarse como uno de los más grandes del arte colombiano contemporáneo.
Comentarios