Nuevo paisaje alemán

Robert Shaves Ford

Las elecciones buscan formar mayorías de gobierno y comprobar la salud del sistema. Alemania es un buen ejemplo de cómo, se han logrado entender formaciones políticas alejadas entre sí: cristianodemócratas con liberales; socialistas con liberales, cristianodemócratas y verdes.

Esta flexibilidad, tiene un límite: a los partidos que constituyen una amenaza para el Estado social y democrático de derecho se le mantiene al margen de aquellos acuerdos que son sustanciales para el mantenimiento del orden constitucional. Así, tras la última jornada electoral, al centro-derecha de Ángela Merkel no se le pasa por la cabeza intentar un Gobierno con la ultraderecha representada por la Alternativa para Alemania.

Con todo, la Canciller goza de una imagen política poderosa e influyente ganada con un estilo de gobierno sosegado, austero y honesto. Ha sido, sin embargo, víctima de su decisión más atropellada, la referente a la llegada masiva de inmigrantes, bien inspirada desde el punto de vista moral pero mal planteada en términos políticos.

Las combinaciones políticas que se presentan resultan complicadas.

De un lado, la batuta será conservada por los democristianos (unidos a los socialcristianos de Baviera), pero han de buscar aliados, toda vez que no existe experiencia en Alemania de gobiernos en minoría y la canciller, a poco de conocerse los resultados, la ha descartado porque sería un gobierno débil, incapaz de afrontar los graves problemas que se avizoran.

Descartada la reedición de una nueva gran coalición, la alternativa única para lograr el respaldo de la mayoría absoluta de los diputados en el Bundestag pasa por una coalición muy difícil de trenzar: la unión de las huestes de la canciller con liberales y verdes. Las razones de tales dificultades radican en que se trata de tres organizaciones de perfiles muy distintos que han de repartirse las carteras. Un especial significado tiene la de Asuntos Exteriores, un Ministerio que ha sido clave en la historia del partido liberal alemán. Los Verdes quieren esta cartera. No obstante ellos han sido siempre dubitativos frente al avance ruso en el Este y en especial sobre los países del Báltico.

Tras lo dicho empiezan los problemas que se agigantan si pensamos que estos partidos comparten una visión que podríamos llamar liberal de la sociedad (en costumbres, modos de vida, etc.), pero discrepan en cuestiones básicas en este momento político. De otro lado, el resultado electoral tiene una lectura europea. Hay ya, desde el Presidente francés y la Canciller alemana, principios de acuerdo sobre el Gobierno convertir la UE en los Estados Unidos Europeos que podrían acabar en una reforma de los Tratados. El eje franco-alemán está tomando vitaminas, ejemplo de un ministro europeo de Finanzas de la misma manera que son contrarios a cualquier intento de mutualización de la deuda.

El simple hecho de una coalición de Gobierno entre tres fuerzas parlamentarias tan dispares da una idea de la solidez del sistema alemán y también que los líderes alemanes saben que conformar una realidad tan compleja es una obra de arte, del arte precisamente de la política. Aprender algo por nuestra parte ¿será un sueño o, como se decía antiguamente, pensar en lo excusado?

Comentarios