El discurso consorte

Sinforoso

En días pasados, la consorte del alcalde ibaguereño apareció ante los medios de comunicación, defendiendo el discurso inaugural de los Juegos Nacionales, que su esposo nunca pronunció. Reputados críticos de arte, analizaron la épica obra literaria.

Sinforoso, transcribe algunos fragmentos del análisis, consciente de que en nuestros tiempos, los lectores, los críticos y las esposas dóciles que guardan prudente silencio, son especies en vía de extinción.

El teólogo californiano John F. MacArthur, señaló: Cuando escuché a la señora Noreña presagiar que la intervención de su esposo iba a ser saboteada, me maravillé de sudon profético. No pude más que deleitarme con esos iluminadores versículos del discurso apócrifo, que anunciaron abnegados e inaudibles: “(…) hoy los inauguramos con toda la fe, con todo el amor y con todo el corazón”. Nunca fue ejemplificada, de manera tan diáfana, la noción de fe, definida en la epístola de los Hebreos como “la convicción de lo que no se ve”. La población, aturdida como en el día de pentecostés, desconoce aún qué inauguraron.

Joseph Campbell, reconocido mitólogo, expresó: Resulta inusual que el actuar de un hombre público, sea defendido por su esposa. Es como si Guinevere, en lugar de Parsifal, vistiera de armadura, con el consabido riesgo de que cabalgue mejor que Arturo. Un episodio triste comparado tan solo con el de un Quijote sin su Sancho, Don Giovanni sin Leporello o Alejandro sin su Hefestión. El sombrío pasaje arroja un fatal manto de dudas sobre la solidez del calificativo de “hombre público”.

Es maravilloso y sorprendente ver como la consorte real, sacrifica toda lógica en pos de la eufórica defensa de su esposo. Tal sacrificio sólo se ha visto en legendarias parejas como Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, Abelardo y Eloisa o Félix Lafaurie y Fernanda Cabal.

La Gran Maestra Úrsula K. Le Guin, reconoció en el texto del discurso, una trama de ficción similar a esos cuentos donde el destino de los personajes corre al revés, naciendo viejos y rejuveneciendo mientras pasa el tiempo. Tales personajes son capaces de recordar el porvenir y vislumbrar el pasado.

Dicha capacidad encontró en el autor del discurso en cuestión, su máxima expresión, al ser capaz de traer el futuro hacia el presente, de un solo golpe, adelantando los Juegos Nacionales, como quien afirma que: ¡El futuro es ahora!. Su proeza, que constituye un “Cambio Radical”, es sólo comparable con la osadía de la consorte, de exigir a la ingrata plebe, gratitud por la desproporcionada hazaña.

El crítico cervantista Agustín García Arrieta, no se ha puesto de acuerdo con la señora Le Guin, en catalogar la osadía de la consorte, y el discurso en general, en el terreno de la ficción, la literatura del absurdo, o como un acápite de la Historia Universal de la infamia. Finalmente propuso para la obra, el hidalgo título de: El adelantado don Lucho de Noreña y Rodríguez.

La macondióloga Suzzane Jill Levine, opinó: En el discurso hay frases que constituyen tímidos balbuceos y denotan lo poco que sus autores frecuentan la literatura, además de un impresionante exceso de confianza creativa; sin embargo, hay aun parte que me llama poderosamente la atención, donde el autor proclama que la justicia de Dios fue “(…) la recompensa que nos motivó a esforzarnos más allá de nuestras capacidades para lograr el objetivo”. Esta contundente confesión sobre las infinitesimales capacidades, aproximan el discurso al minimalismo extremo, o bien podría ser el punto de partida de un nuevo boom latinoamericano: la literatura cuántica.

Por su parte, el afamado chef Ferran Adrià, comentó: El fervor culinario con que se cocinó el silenciado discurso, constituye un momento glorioso para la gastronomía universal, sobre todo ese aparte que invita, de manera tan autóctona, a que los deportistas degusten “nuestra rica lechona, nuestros auténticos tamales y nuestras deliciosas achiras”. Tales deconstrucciones merecen un nutrido espacio en la Guía Michelin.

Antonio Pau, estudioso del Derecho Nobiliario, convino en que, darle al autor de semejante panegírico, el título de peor alcalde de Colombia, es una afrenta con un ser humano que se esforzó en incrementar la creatividad de los ibaguereños. Fíjense no más en la delegación de clavados que, ante la ausencia de escenarios, estuvo entrenando en una cama elástica al interior de una bodega. Esto marineros de agua seca, no obtendrán medallas, pero se destacarán el día de mañana en cualquier taller de literatura creativa del profesor Gamboa.

Anatoly Fomenko, uno de los principales promotores de la teoría del “Tiempo Fantasma”, afirmó entusiasmado: Nuestro movimiento ha sostenido que más de siete siglos de la Edad Media, nunca existieron. Carece de lógica que tengamos vestigios de los babilonios, griegos y romanos, y sin embargo no haya rastros de sucesos entre los siglos VI al X, como si toda la humanidad se hubiese olvidado de escribir, de esculpir, de pintar.

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