¿Muerte? ¡qué pena! (2)

Sinforoso

Sinforoso entrega la segunda parte de la carta que escribió desde la cárcel, “La Bestia” Garavito, a Fredy Valencia, “El Monstruo de Monserrate”, reconfortándolo por la inexistencia de pena de muerte en Colombia, este país ejemplo de moral para el mundo.

(…) Y eso de que tenías dos toneladas de basura en el predio, es casi un arte. Te salvaste de que no pasara por allí algún grupo de estudiantes de la UT. Ellos en su furor ambientalista te habrían descubierto en el acto, atraídos por el olor de la droga. Te hubieran cerrado el basurero, de ipso facto, con una asamblea permanente.

Cuando escuché la frialdad con que afirmaste que asesinaste a las mujeres porque no te cumplían, pensé en proponerte como interventor de las obras del Parque Deportivo. Luego publicaron tu perfil donde afirmaron que tenías nulos rastros de empatía hacia las víctimas, ausencia total de culpa, inteligencia promedio y que eras locuaz, pensé que me estaban describiendo a un congresista.

Te recomiendo que no seas tan franco. La gente se molesta. Cuando dijiste que tú le dabas a las mujeres, comida y ropa, a cambio solamente de cinco minutos de placer, quedas como un zapato, pues si bien, eso es lo que hacen el 90 por ciento de los esposos, la mayoría no culminan los actos amatorios de una manera tan fulminante. Además te van a odiar por precoz.

Tu forma de seleccionar las víctimas fue magistral. Mujeres caídas en los bajos fondos, que a nadie le importaban. Colombia es un paraíso; mientras asesinemos pobres, ni se inmutan. Fíjate en nuestro compañero Gregorio Ramírez, “El monstruo de la soga”, ¿Quién lo recuerda? Y asesinó 30 mototaxistas. Si no estuviera preso, los taxistas de Bogotá lo contratarían para que los represente en el caso de Uber.

¿No te parece curioso que este país, que ha dado los más grandes asesinos en serie del mundo, no tenga pena de muerte? La gente no habla de eso. Piensan que el “Monstruo de los Andes”, es un cóndor tuerto, o un osito de anteojos caído en desgracia, y no saben que fue el mayor asesino en la historia de la humanidad, y eso que se crió en El Espinal.

¿Cómo es eso de que: “Yo siempre las ahorcaba pero no siempre para matarlas”? En este negocio no debes ser contradictorio. Esfuérzate por ser coherente, como el alcalde de Ibagué, que perdió las elecciones y no aprobó el alumbrado navideño. Ese cierre de su gobierno es de una coherencia aplastante, como su derrota. Claro que salir llorando en una Toyota debe ser más reconfortante que llorar en una buseta.

Me confundí cuando dijiste: “Yo no tenía sexo con muertas. Por eso trataba de reanimarlas”. Es un extraño acto piadoso. Tu tema musical debería ser la cárcel de Sin Sing: “yo tuve que matar” (como tú, el autor se sintió obligado), “a un ser que quise amar” (imagínate donde le hubiera tenido bronca), “y aún estando muerta yo la quiero” (igualitico, todo necrofílico)… “al verla con su amante a los dos los mate, por culpa de ese infame moriré”. Esa si es mundial, matarlos y echarle la culpa al muerto. Es como echarle la culpa de todo a Indeportes… igualitico.

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