Batman no es el único responsable

De nuevo la Ciudad Gótica, léase el mundo occidental, se estremece por otra masacre. El presumible autor de este espectáculo de muerte es un joven de 24 años, James Holmes estudiante de un PHD en neurociencia, vecino de la Aurora, una localidad de Denver Colorado, aficionado a los comics y al cine.

Los hechos también vinculan a Batman, por su presunta complicidad, pues tenía obnubilado a los espectadores en el preciso momento en que se inició la matanza, mientras el gas y los tiros confundían a las víctimas y estos reaccionaban tardíamente ante las balas de verdad. 

 Aunque los oportunistas electoreros le echaron la culpa a la venta incontrolable de armas que se da en los estados de la unión, bien se puede colegir que en este hecho están implicados muchos otros factores que caracterizan a la nueva sociedad y que van desde el obsesionante autismo de una juventud que solo encuentra refugio en la red, hasta la aparición de nuevas enfermedades mentales que se hacen  más complejas para la comprensión de los seres humanos.

“Fue un atentado cuidadosamente planeado y la obra de una mente muy perturbada”, dijo el comandante de la policía de Denver y efectivamente los detalles que aparecen en los periódicos así lo confirman: armas letales, gases, explosivos, máscaras, chalecos, una irónica referencia a los personajes de la ficción de Christhoper Nolam y cargas explosivas en la vivienda, completan ese mensaje que ha escrito con sangre un sociópata, cuya detección temprana hubiera podido evitar esta tragedia, ya que había dado muestras de ser una persona aislada y consumidora compulsiva de las nuevas tecnologías.

Frente a hechos como el ocurrido en Denver no se puede hablar de una sola causa o de un solo responsable. 

Cuando Holmes apretaba el gatillo en medio de sus alucinaciones y veía caer a sus hipotéticos enemigos, estaba reproduciendo esa violencia vivencial que muchos subliman a través del arte o de diversos mecanismos expresivos, mientras que otros actúan a “motu propio”.

No eran los dedos apuntando a enemigos visibles, sino una mente enferma encarnando mesiánicamente a miles de personas, especialmente jóvenes, que buscan cobrarle simbólicamente a la sociedad, los vicios y las marginalidades en que permanecen miles de seres humanos, sin otro futuro que la degradación física y social.

El cine no es el responsable de las actitudes que asumen los espectadores, como tampoco lo es la facilidad con que se consiguen las armas. Estas dos situaciones pueden convertirse en detonantes. 

No es Batman el responsable directo, tampoco lo es “Guasón”, por eso, antes de hallar a quien crucificar, debemos aceptar que Holmes, de alguna manera también es una víctima más en medio de tanto “Pilatus”. 

Profesor Titular UT

lcelemin@ut.edu.co

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN

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