Ni inocentes, ni víctimas

Un tráiler de trece minutos colgado en You Tube ha despertado la ira santa de los musulmanes en el mundo entero y prendido la polémica sobre la libertad de expresión en la sociedad occidental. Los fragmentos de la película realmente no dicen nada y algunos de quienes han visto la totalidad de la cinta afirman que es un producto mediocre, mal hecho, con serias deficiencias técnicas, y pésimos autor

Los ataques a las embajadas norteamericanas en el Cairo, Bengasi y Libia, al igual que la muerte de un diplomático, tres funcionarios y más de veinte civiles, son una muestra de la intolerancia y violencia con que responden los islámicos a esas provocaciones venidas de occidente, contra los íconos de su cultura. No es la primera vez que esto sucede. Todavía hoy Salman Rushdie se mantiene semi-oculto por haber publicado en septiembre de 1988 los famosos “Versos satánicos”, que le costaron su condena a muerte por los ayatolas empotrados en la dirección del  estado iraní. Igual suerte corre Kurt Westergaard, dibujante del periódico danés Jylland Poster, por haber publicado doce caricaturas que se referían a Mahoma. Los disturbios generados por las protestas fundamentalistas preocupan al mundo entero, pues parece inconcebible que en esta época se aviven las pasiones religiosas y se condene a muerte a un ser humano por el simple hecho de tomar como materia de su intervención artística a un imaginario o un símbolo, cuando una de las características de la posmodernidad es precisamente el reciclaje de productos culturales. Sin embargo el problema va mucho más allá y pasa por las llamadas por Barthes, las lecturas aberrantes que se hace  de la “realidad”, desde las ópticas del fanatismo y el dogmatismo, respaldadas por el uso de la fuerza bruta y la intención de hacer desaparecer físicamente al otro. Tras la protesta de los islámicos no solo está su fe religiosa. También existen intereses económicos, sociales y culturales camuflados. Pero igualmente occidente, encarnado en los Estados Unidos, es responsable de mantener  prendida la hoguera de la guerra religiosa, lo cual se puede evidenciar fácilmente cuando nos damos cuenta que fue precisamente Terry Jones, el pastor que hace unos meses impulsó la quema del Corán, el mismo que ahora subió el tráiler a Youtube para generar esta ola de violencia.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN

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