La ficción es la antesala de la realidad

“Tenían en el planeta Marte, a orillas de un mar seco, una casa de columnas de cristal, y todas las mañanas se podía ver a la señora K mientras comía la fruta dorada que brotaba de las paredes de cristal, o mientras limpiaba la casa con puñados de un polvo magnético que recogía la suciedad y luego se dispersaba en
el viento cálido”.

“Tenían en el planeta Marte, a orillas de un mar seco, una casa de columnas de cristal, y todas las mañanas se podía ver a la señora K mientras comía la fruta dorada que brotaba de las paredes de cristal, o mientras limpiaba la casa con puñados de un polvo magnético que recogía la suciedad y luego se dispersaba en el viento cálido”. Así comienza  “Ylla”, una de las “Crónicas  Marcianas” que publicara Ray Bradbury en 1950 y que trata de la colonización  de los humanos al planeta Marte.Sesenta y tres años después, una compañía  holandesa, la Mars One  convoca a intrépidos seres humanos que quieran donar treinta y ocho dólares y participar en la selección de los viajeros a Marte aproximadamente en diez años, a colonizar este planeta, en un viaje que no tiene retorno, porque las condiciones gravitacionales impedirán que estos seres se puedan  adaptar de nuevo a su tierra natal después de tantos años.

Los candidatos, entre los cuales ya se encuentran cuatro colombianos, deben tener entre 18 y 40 años, participarán en verdad, en un “Reality Show”, el cual mostrará todo el proceso de selección de los viajeros y su preparación, en esta exagerada aventura se pone de presente lo que son capaces de hacer las personas en busca de figuración, sin importarles que en ello se estén jugando su propia existencia.

Para personas “normales” como uno, que nació bajo el signo Tauro y que siempre se mantiene apegado a los espacios raizales, el solo pensar en viajar al espacio sin la posibilidad de regresar, es un verdadero exabrupto, un acto demencial que no lo realizaría por ningún motivo, así me garanticen que tendré internet todas las veinticuatro horas del día para escribir o chatear con mi familia y amigos. Prefiero soportar  este caos mundial;  tener que escuchar los trinos de un expresidente; las jaculatorias de un procurador; una cantaleta femenina o las irregularidad del Deportes Tolima, pero aquí, en medio de estos cerros azules.

Además de la insensatez de los buscadores de fama, destaco  como  los escritores crean  mundos posibles que se parecen tanto a la realidad. El listado es largo y lo encabeza  Julio Verne, pero cada día se confirman más las potencialidades del creador literario  que es capaz de adelantarse a su tiempo y narrar  lo que seguramente habrá de ocurrirle a los viajeros de Marte, cuando la nostalgia los asalte y no puedan como Ylla, ni siquiera recordar  “ Aquella canción, aquella dulce y hermosa canción. Cerró los ojos y tarareó algo, pero no la canción. - La he olvidado y no se por qué-. No quisiera olvidarla. Quisiera recordarla siempre”.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN Profesor Titular UT

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