El estatus ideo-político del papel higiénico

Definitivamente en toda crisis económica afloran los objetos más disimiles como indicadores de la dificultades por la que atraviesa el sistema.

Un ejemplo lo tenemos en el caso venezolano, donde los medios focalizaron la escasez de papel higiénico como el centro de la crisis e inmediatamente hubo pronunciamiento sobre el complejo y escatológico tema.  

Héctor Abad Facio Lince, aprovechó para decir el pasado domingo en “El Espectador” que eso demostraba como el cuerpo humano no es la máquina perfecta hecha por Dios, pues presenta deficiencias en el cierre hermético por donde se evacuan las heces. 

La explicación oficial la dio el presidente del Instituto de Estadística de Venezuela, el señor Elías Eljuri, quien afirmó que la escasez de rollos de papel higiénico era producida por el aumento en el consumo de alimentos durante el periodo chavista, pues un venezolano promedio elevó el consumo a cuatro comidas por día. 

Otros economistas ubicados en la oposición al sistema aprovecharon para echarle en cara al régimen, el control de precios instaurado y los pocos estímulos que reciben los empresarios en este país que tiene  una de las reservas más grande de petróleo del mundo.

Para otros analistas el problema radica en que la falta de confianza en el actual gobernante ha hecho que se precipiten las compras preventivas, llamadas  “nerviosas”, las cuales han aumentado  la demanda y creado este desabastecimiento  que puede llegar a generar protestas desbordadas. 

Algunos periódicos informan como están afrentando la situación los sectores pudientes de la población. Se habla del aumento en el consumo de pañitos húmedos, servilletas, pañales de bebé o agua y jabón como principales alternativas, mientras los más adinerados se preparan para construir  duchas higiénicas. 

Para los sectores populares la situación es más crítica, pues solo cuentan con una alternativa que, de alguna manera es como regresar al pasado, se trata de volver al papel periódico, con todos los inconvenientes que ello trae, entre otros, que los residuos de plomo que hay en la tinta  atentan  contra la sedosidad de la piel y  pueden generar brotes y otros malestares epidérmicos. 

Definitivamente el papel higiénico es un detonador de la crisis moderna, lo cual aparentemente resulta inconcebible en pleno siglo XXI, pero una revisión panorámica a la historia de este producto nos lleva a concluir, desde las visiones de la sociología y la psicología, que siempre ha existido una convergencia ideológica y política de su uso como un indicador que define la pertenencia a una clase social, debido a que los seres humanos, como lo afirmara Zizet, se diferencia de los animales en la vergüenza que sienten a la hora de tratar con los excrementos que salen de su cuerpo.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN Profesor Titular UT

Comentarios