De Rasputín a J.J. Rendón

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La historia de la influencia de personajes enigmáticos, misteriosos y con poderes extraordinarios que orientan a quienes ejercen el poder, no es nada nuevo.

Sin embargo en la época moderna se han dado dos ejemplos que pueden tipificar a estos oscuros personajes que logran decidir sobre la historia de las naciones, ejerciendo ascendencia sobre los titulares.

Esta aparente paradoja tal vez tenga que ver, no solo con la frágil personalidad de los líderes, sino también con la ansiedad de estos de adueñarse de las naciones, sin importar los mecanismos que tengan que usar.

Greegori Rasputín, un monje Ruso nacido en 1869, con una vida disoluta en sus comienzos, llega a convertirse en el asesor de la familia Romanov. Un misterio rodea la presencia de este monje que, al parecer, gracias a sus poderes curativos, logra convertirse en el hombre que entre bambalinas, movía los hilos de la política rusa de la época.

La familia del Zar estaba condenada a sufrir la enfermedad de la hemofilia y su hijo menor, Alexei, enfermó y fue Rasputín quien logró curarlo. De ahí la influencia desbordada que comienza a ejercer, especialmente con la zarina Alexandra.

Rasputín, un ser enigmático, místico e introvertido, logra, gracias a su capacidad de embaucador, intervenir en las decisiones políticas trascendentales que se tomaron en aquella época de crisis.

De mirada penetrante, se dice que lograba hipnotizar a sus interlocutores y ejercer, con métodos de sugestión, el dominio pleno sobre ellos. La influencia que logra este personaje lo convierte en enemigo en tiempos de guerra, de otras naciones y finalmente es asesinado en 1916, sin que hasta la fecha exista claridad sobre los pormenores de su muerte.

Cerca de 80 años después, esta vez en Caracas, se va gestando la carrera de un personaje con rasgos que lo acercan al monje ruso. Profundamente espiritual, cultor de Budismo, solitario, de pocos amigos, una especie de sibarita, lector compulsivo, psicólogo, publicista, con varias especializaciones, que viste siempre de negro, con liquiliquis de distinto corte, asesor de más de 28 campañas presidenciales en Latinoamérica, la mayoría de ellas exitosas, trabaja siempre con candidatos de derecha, ha sido denunciado por múltiples delitos, contaba hasta hace poco con alerta roja en la Interpol y se le reconoce como el más importante Gurú de la asesoría política en nuestro continente.

Sus métodos de trabajo: difundir rumores, presentar documentos falsos, generar informaciones tendenciosas de sus contradictores y usar toda la tecnología moderna para estos fines. Últimamente parece que se dedicó a ser intermediario del narcotráfico ante el Presidente de la República, a quien asesora en todos los campos.

Cambian los nombres y los escenarios, pero no la intencionalidad.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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