James: El ídolo

.

Premonitoriamente Julio César Falcioni, el entrenador de club argentino Banfield, me dijo en las instalaciones del hotel Estelar que James Rodríguez, si iba al campeonato de 2014, se convertiría en un ídolo mundial por muchas razones, entre otras, por su disciplina, manejo técnico del balón y una capacidad innata para entregar el esférico al mejor ubicado en el campo de fútbol.

Aquel día de octubre del año 2010, un día antes de que Banfield se enfrentara contra el Deportes Tolima, tuve la oportunidad de entrevistar a varios directivos del equipo, a auxiliares y hasta unos hinchas que llegaron al lugar. La pregunta para todos ellos fue sobre la opinión que tenían acerca del jugador James Rodríguez, recién transferido al Oporto del Portugal.

Todos coincidieron en ponderarlo, no solamente como deportista, sino como un ser humano integral, quien a los dieciséis años fue el jugador extranjero más joven en convertir un gol en la Argentina.

Todos ellos lamentaban la partida de su equipo y estaban convencidos de las capacidades de un jugador que debió partir hacia Europa, en una transacción que salvó las finanzas del equipo argentino.

El pasado martes cuando James Rodríguez, el número 10 de la selección Colombia recibió el balón de Ramos, amagó irse por la derecha y enganchó con la izquierda para levantar un globito que se encajó en el arco de los nipones, los aficionados colombianos aceptamos que no eran especulaciones de los periodistas deportivos, acostumbrados a inflar y a generar falsas expectativas, sino que estábamos realmente ante un ídolo, con la tranquilidad para patear, la capacidad de encarar al contrincante, ubicarse en el sitio por donde se desplaza la bola e impactar justo donde el arquero contrario no puede llegar.

James, aunque nació en Cúcuta el 12 de julio de 1991 por cosas del azar, es un ibaguereño que se formó inicialmente en las canchas polvorientas de la segunda etapa, de parte de YulBryner Calderón, de la Academia Tolimense de Fútbol y en el 2001 recibió el primer carné de la Liga de Fútbol del Tolima en la categoría pre infantil.

Viaja a Medellín al Pony – Fútbol, lo fichó el Envigado e inició su periplo hacia la fama.

Este futbolista con cara de “niño bien” bautizado por un diario argentino como “El príncipe”, ya ha realizado suficientes hazañas para merecer el reconocimiento del pueblo colombiano, lo mismo que a las personas que lo guiaron y formaron, especialmente a su madre Pilar Rubio, verdadero soporte afectivo.

No importa hasta donde llegue la selección.

Ya ha trascendido el pasado y sobre todo, ha mostrado al mundo una camada de jugadores que sustentarán el futuro del fútbol colombiano, con James a la cabeza, el ídolo indiscutible.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN

Comentarios