Dilema de un columnista

A veces el escritor de artículos de opinión se encuentra ante una encrucijada y es la falta de temas que despierten atracción en sus lectores (pocos, pero fieles), para desarrollar un escrito ameno y libre de repeticiones y lugares comunes.

Un buen tema lleva consigo no solo el interés informativo, la actualidad del mismo o una previa investigación sino, también, las posibilidades de jugar con el lenguaje, hacerlo agradable al lector, es decir, tener ingredientes que lo aproximen a lo literario, sin querer decir con ello que sea un poema.

Pero a veces no es la falta de temas lo que problematiza el oficio, sino, por el contrario, el exceso de los mismos. Hay días en que se encuentra uno con tres noticias interesantes que tienen distintas aristas para profundizar en los comportamientos humanos o conflictos que permiten ahondar en concepciones político - filosóficas y se tienen que sacrificar, porque el espacio que ocupan las cuatrocientas cincuenta palabras (en mi caso) no da para tanto.

Al momento de sentarme a escribir estas líneas, me encontré con ese dilema, el Mundial, el Festival Folclórico o la resurrección de ‘La tercera vía’ impulsada por el presidente Santos. La variedad temática resulta llamativa. Al sopesarlas, la balanza se inclina hacia el Mundial, pese a que existe tanta información y tantos comentarios que pareciera que todo está dicho. Sin embargo ese realismo mágico, emparentado con el optimismo que genera la forma como está jugando la Selección, lo lleva a uno a soñar con el paso a la siguiente ronda, no importa que sea Brasil el contendor. Se inclina uno a seguir reflexionando sobre la poderosa izquierda de James; la habilidad de Cuadrado para salir airoso con una gambeta; la fortaleza de Cristian Zapata y la elasticidad y ubicación de Ospina.

Uno no se puede sustraer al tema que está de boca en boca, ni evitar el intercambio de opiniones con el taxista, el colega o la señora que vende los dulces en la esquina. Todos ellos hablan con propiedad del riesgo de los árbitros, más que de la definición deNeymar y están de acuerdo con Pékerman en que Quintero debe entrar en el segundo tiempo. Tal vez discrepen en el rendimiento de Guarín o de otro jugador, pero todos son expertos, mas no graduados, en esa actividad humana que despierta tanta alienación y durante estos días no hacen más que especular sobre lo inefable de este deporte.

P.D.: Hubiese querido hablar un poco sobre el desfile nacional del pasado 29 de junio, de su anarquía y desorganización, de su falta de identidad, del poco aporte al conocimiento folclórico, pero… ya me pasé de las 450 palabras.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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