En los últimos años dos primos de apariencia similar y gustos parecidos, se han convertido en el terror de comunidades enteras y han sido responsables de la muerte de miles de personas. Aunque sus cuerpos famélicos presentan algunas diferencias, son de la misma familia (culicidae) y del mismo género (aedes), difieren de su procedencia, pues mientras el aegypti es oriundo de África, el albopictus lo es de Asia, pero ambos conservan el mismo instinto familiar y son portadores de enfermedades comunes en el trópico, gracias a mutaciones y expansiones que les ha permitido adaptarse para sobrevivir y ejercer su despiadado oficio de vectores de enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla y ahora la chikungunya.

Estos primos nacidos en África y Asia han migrado hasta América y han poblado zonas urbanas, generalmente aquellas donde reina el desorden y el caos en construcciones y sus pobladores carecen de una cultura de la prevención y el autocuidado, lo que posibilita su proliferación que encuentran sitios precisos, no solo para su desove, sino también para vivir su corta existencia.

Prefieren las aguas claras y se sienten reyes poniendo sus huevos en objetos inservibles, canaletas, llantas, botellas, plantas y hasta tapas de gaseosa que el desaforado consumismo arroja a cualquier lugar.

El calentamiento global, como resultado del desequilibrio ecológico por el que atraviesa la tierra, ha sido uno de los factores que ha propiciado el desarrollo y fortalecimiento de estas especies y la globalización, no solo como fenómeno económico, social y cultural, sino también biológico, ha extendido sus tentáculos hasta transformar la vida de especies animales y, gracias a la facilidad que existe para movilización de un país a otro, se ha generado toda una urdimbre de interacciones que ha dado como resultado la proliferación de epidemias que se tornan una verdadera amenaza para la humanidad.

La sintomatología que se manifiesta en el dengue tiene diferencias con la chikunguya, En esta última puede no presentarse fiebre, aparece un sarpullido más pronunciado y su etapa de recuperación conlleva más días.

Se ha presentado el caso de tardar hasta 20 semanas, lo cual constituye un serio problema laboral por las incapacidades y malestar que se genera.

Mientras al dengue se le llama fiebre “rompehuesos”, por el dolor que causa en ellos, a la chikunguya se le denomina “encorvada” debido a que ataca especialmente las articulaciones y el dolor hace doblar al paciente. En Colombia el dengue es una endemia, mientras que de la chikunguya, solo se han reportado dos casos de mujeres provenientes de La República Dominicana.

A estos dos primos podemos eliminarlos fácilmente, solo tenemos que poner en práctica medidas higiénicas que todos conocemos, pero que pocos hacen efectivas: acabar con sus criaderos.