Terrorismo al fin y al cabo

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James Foley, cuarenta años, nacionalidad norteamericana, periodista independiente y secuestrado desde noviembre de 2012, primera víctima de la arremetida de un grupo Yihadista que lo degolló, luego de haberle hecho pronunciar unas palabras contra el régimen de Obama, frente a las cámaras, en una escena macabra que ha circulado por internet y noticieros, desde el 19 de agosto.

Steven Sotloff, treinta y un años, también norteamericano, periodista que gustaba de estar en los sitios de mayor peligro y que había sido secuestrado en Siria el año anterior, segunda víctima ejecutada por el grupo fundamentalista del Estado Islámico, él que le hizo pronunciar unas palabras de despedida, donde le preguntaba al presidente Obama: “por qué estoy pagando con mi vida el precio de tu interferencia?.

David Haines, inglés, muerto el 14 de septiembre por miliciano yihadista, quien en el video le achaca la responsabilidad de esa ejecución al Primer Ministro Cameron y le increpa con vehemencia.

“Así que, mientras tus misiles sigan disparando a nuestra gente, nuestro cuchillo continuará cortando el cuello de los tuyos”, en un grito de guerra que pareciera pronunciado en la Edad Media.

Ese mismo terrorista lanza una advertencia: “Aprovecho esta oportunidad para advertir a los gobernantes que se han sumado a esta alianza diabólica de América contra el Estado Islámico de que den marcha atrás y dejen a los nuestros tranquilos”.

La guerra santa alimentada por las creencias en las suras (cantos del Corán) se reactiva con mayor violencia y la consigna de conversión al mundo entero al islam se esgrime como un objetivo político - religioso para detener las fuerzas satánicas de otros fundamentalistas de nuevo cuño que, en nombre de la civilización occidental, invaden territorios, quitan gobiernos y asesinan población civil con los bombardeos indiscriminados, como el que se inicio este martes en Bagdad.

Las promesas de Obama para ganar el segundo periodo presidencial se han hecho añicos, los soldados gringos han regresado a Irak, también a Afganistán y Siria, para imponer su ley y asesinar en nombre de una entelequia llamada democracia, obedeciendo a otro dios, el dios dinero que los incita a adueñarse del mundo islámico y así lograr la expansión de sus negocios, el dominio de los grandes yacimientos de petróleo y ahora último, las fuentes de agua para irrigar el territorio desértico y convertirlo en espacio agrícola.

Quienes por principios rechazamos la violencia, nos duelen los muertos sean de donde vinieren, por eso no podemos caer en falsas solidaridades únicamente ante la crueldad yihadista, pues por el contrario, debemos exigir a ambos bandos que cese todo tipo de terrorismo y se respete la vida de seres humanos por encima de cualquier otra consideración.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN

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