Frente a las epidemias

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La humanidad registra varias epidemias (más exactamente pandemias), que acabaron con gran parte de la población existente, en periodos de tiempo relativamente breves. Desde la antigüedad se tienen documentados estos episodios.

En la Biblia se mencionan las plagas y, en la literatura, es famosa la descripción que hace Boccaccio de la peste Bubónica o “Peste negra” ocurrida entre 1548 y 1550, una de las más mortíferas de la historia y que acabó con las dos terceras partes de la población europea.

En América se tienen noticias desde la llegada de los conquistadores con su carga de enfermedades que diezmaron la población indígena. En México entre 1519 y 1530 se redujo la población en cerca de veinticinco millones de personas, al parecer no solo por la acción de Hernán Cortés y su grupo, sino también por efectos de epidemias de viruela.

De igual manera sucedió con la población del Caribe, y de Suramérica, donde el contacto de los nativos con una serie de virus, contra los cuales no poseían defensas, generaron grandes mortandades que, sumadas a la acción violenta de los conquistadores, despoblaron el territorio.

Recientemente, se han producido epidemias de la dimensión de la llamada “Gripe española”, una influenza tipo A, que en los años 1918 produjo más muertos que la Primera Guerra Mundial.

Se calcula entre 20 y 25 millones de personas. Sin lugar a dudas, la de mayor impacto es el Sida, que a partir de 1980 lleva contabilizados más de veinticinco millones de muertos.

Frente a las epidemias siempre se han tenido respuestas diversas, básicamente de carácter mágico - religioso, científicas y especulativas o conspirativas.

La primera tiene que ver con la concepción de castigo por comportamientos inmorales de la población que recibe, por parte de las divinidades, la muerte como retaliación por sus acciones.

Una segunda explicación es la que dan los científicos, ellos identifican vectores, formas de contagio, tipos de tratamientos y medidas de prevención. La tercera, como su nombre lo indica, las atribuyen a conspiraciones de grupos sociales, económicos o políticos que buscan lucrarse de los resultados.

Del Sida se dice que es un programa diseñado por ingenieros genéticos de la CIA y el Pentágono para disminuir la población negra y homosexual y del Ébola, epidemia de moda en nuestros días, se plantea que ha sido creada por laboratorios interesados en la venta de una vacuna que logra su prevención.

El periodista Jon Rapport defiende el argumento de que el Ébola es un gran engaño y que laboratorios como Glaxo, ya produjo una vacuna que comenzará a distribuirse mundialmente.

Castigo divino, mutaciones biológicas o negociados, la realidad es que los seres humanos seguimos ahí, vulnerables, frágiles e indefensos.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMÍN Profesor Titular UT

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