Los chapuceros de la política

libardo Vargas Celemin

En uno de sus videos, “Querubín rebelde” expresa que para poder entender su comportamiento, se deben tener por lo menos tres gigas de frente y yo espero contar con un poco más para lograr una aproximación a ese fenómeno complejo que lleva a algunas personas a autoproclamarse como representante de Dios en la tierra y portadores de fórmulas mágicas para solucionar los múltiples problemas de la sociedad.

Estos personajes aparecen de improviso con sus discursos que son una mezcla de lenguaje cantinflesco, arengas apocalípticas y una procacidad chabacana. Lo sorprendente del caso es la audiencia que logran, el fanatismo que despiertan, la peligrosa asociación entre el insulto y la violencia. Generalmente visten túnicas y su parafernalia se asimila a monjes. Sus frases pretenden arrasar íconos y sembrar en medio de la destrucción, un nuevo tipo de ser humano.

En nuestro medio han aparecido muchos de estos sujetos. La historia de la ciudad y el departamento los ha visto desfilar por calles y plazas recibiendo aplausos, convenciendo a incautos que creen que efectivamente encarnan una alternativa de poder y escuchando sus peroratas incoherentes, donde los madrazos se confunden con los versículos de los evangelistas, en una increíble retahíla que termina con insultos a la clase política, hecho que los hace valientes ante la multitud, que siempre ha dicho lo mismo, pero en voz baja y no abiertamente, como lo hacen ellos.

Los Mesías de hoy distan mucho de este tipo de especímenes del pasado. Algunos ibaguereños recuerdan a mediados del siglo anterior al doctor Luis Forero Latorre, un dentista conversador que tenía “brillantes ideas” para acabar con la pobreza de los ciudadanos. Él tenía soluciones para cuando lo nombraran alcalde de la ciudad.

El lechódromo, por ejemplo, un ducto que conduciría la leche desde Juntas a la plaza de Bolívar, donde las familias pobres pudieran recogerla. La otra obra sería un cable aéreo que uniría la Plaza de Bolívar con el pico del nevado del Tolima para enviar desde allí bloques de hielo para quienes no tuvieran nevera.

En años más recientes se recuerda al Gurú LarinAmaldaYelda y el edificio de trescientos pisos en el Jordán. Pero creo que “El Renegado”, un émulo parroquial de Lorenzo Lamas y “El Querubín Rebelde”, un narcisista de vereda, han aparecido en la escena política, como candidato a la Alcaldía el primero y a la Gobernación el segundo. Prevalidos de las redes sociales y de la tecnología, se han dedicado con su ordinariez a una campaña prosaica, mientras los políticos de profesión siguen repitiendo su libreto de falsas promesas y ataques personales a sus rivales, configurando así un elenco de primera categoría para las próximas funciones circenses que tendremos que soportar hasta el 25 de octubre.

lcelemin@ut.edu.co

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