Yo sí sé quién es usted

libardo Vargas Celemin

En los últimos meses se ha puesto de moda una expresión que tiene múltiples connotaciones en lo político, social y cultural, que subyacen en el texto de esta frase coloquial, que cada nada salta a las pantallas y a los medios impresos, como una demostración de viejas prácticas coloniales que se han quedado en las representaciones sociales de muchos colombianos.

La frase “Usted no sabe quién soy yo”, se repite en contextos que tienen que ver generalmente con las transgresiones a las normas, especialmente de tránsito y que son pronunciadas por supuestos herederos de decadentes prosapias, familiares de encumbrados inquilinos del poder nacional o figuras levantadas del deporte o la farándula.

Los ejemplos de los últimos meses han sido: el famoso Nicolás Gaviria que, en medio de su ebriedad, solo atinó a decir que era familiar de un expresidente y, en nombre de dicha relación con el poder, insultó y agredió a unos agentes de la policía.

Iguales insultos recibieron los patrulleros que detuvieron al hijo del magistrado Luis Gabriel Miranda, quien atentaba contra la moral pública, en un carro con placas oficiales y cuya única defensa fue la de ser hijo de un magistrado.

El último caso que registraron los diarios y noticieros fue el del fin de semana anterior, donde una energúmena joven, de nombre Melisa, con dos hermosos argumentos eclipsados por la procacidad de su discurso, intentó detener el procedimiento de la Policía, en contra de su padre que, al parecer no tenía licencia de conducción y además había consumido licor.

Según algunos analistas que abordan el problema desde la sociología, esa actitud de displicencia y desconocimiento de las autoridades o de otras personas instaladas en los niveles inferiores de la producción o carentes de una preparación académica, hace parte de la creencia de estar viviendo en un país de castas y linajes, donde los “letrados” o “pudientes” tienen los privilegios para maltratar a los demás, desconociendo flagrantemente los artículos 2 y 5 de la Constitución Nacional.

Otro enfoque habla desde la Psicología y establece que estas actitudes corresponden a la llamada “falsa autoestima” y que quienes actúan así, lo hacen como una forma de esconder su inseguridad, mediante una máscara que le proporciona un sentimiento de superioridad; una prepotencia y un orgullo permanente.

Yo sí sé quién es aquel que, a través de una simulación, se cree dueño del mundo y gracias a esa superioridad desconoce que somos un estado de derecho y que todos somos iguales ante la ley, por eso ante estos hechos debemos levantar la voz para decirle a esos Nicolaces y Melisas, lo que, en comunidades civilizadas, se les dice: “Y usted quién se cree que es?”.

lcelemin@ut.edu.co

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