Frases lapidarias 2015

libardo Vargas Celemin

Según Alex Grijelmo en su libro La seducción de las palabras, estas tienen un contenido que “exceden la definición oficial y simple de los diccionarios”, por eso es necesario aclarar que la expresión “frase lapidaria” se toma aquí en un sentido irónico y no como la inscripción en piedra o lápida, aunque realmente muchas de las expresiones seleccionadas deberían ser esculpidas en mármol para perpetuar la estulticia de sus autores.

La primera la pronunció Obama, en el encuentro que tuvo con Raúl Castro, y es una muestra ramplona de cinismo, refiriéndose al bloqueo norteamericano contra Cuba: “Después de cincuenta años de políticas que fracasaron, era hora de intentar algo nuevo”.

Cada frase del millonario Donald Trump se convirtió en una polémica airada, cuyo objetivo era darse a conocer entre los electores republicanos, como un hombre duro. Trump se refirió a los migrantes mexicanos: “Están trayendo sus drogas, sus crímenes, son violadores y algunos, asumo, son buenas personas”.

Raúl Castro puso a los directivos de la OEA a hacer cuentas de aritmética elemental cuando lo dejaron hablar “Me informaron al principio que podía hacer un discurso de 8 minutos, y como me deben 6 cumbres en las que me excluyeron, 6X8=48.

El presidente Maduro de Venezuela es tal vez el actual campeón mundial de las frases lapidarias y de los errores gramaticales. En agosto pasado expresó: “El gobierno revolucionario trabaja las 35 horas del día”. En febrero había anunciado becas para los estudiantes “de todos los liceos y liceas”. Otra perla pronunciada para evadir responsabilidades de su gobierno afirma que “El pueblo hace colas porque sufre una guerra dirigida a su psiquis” y finalmente una confesión confusa: “Cuando conocí a Chávez, no dudé un milímetro de segundo”.

Pero aquí entre nosotros también escuchamos frases dignas de esta selección. Sobre todo de nuestro alcalde, quien ante el fracaso de no poder hacer los mejores juegos nacionales, y tener que conformarse con los peores, paso a la historia por lo menos con dos frases lapidarias:

Cuando la Personería lo alertó en septiembre sobre las equivocación de construir la piscina de oriente a occidente y no de norte a sur, para evitar que el sol incomodara a los competidores, exclamó “Se deben buscar horarios nocturnos para qué los nadadores puedan participar sin que la luz solar los afecte en la competencia”.

Ante el retiro de varias disciplinas y la indignación de los ibaguereños por este hecho se limitó a decir, no sé si producto de la ironía o de la estupidez “ni yo me voy a morir, ni la ciudad se va a acabar”.

Finalmente mi propia frase lapidaria: “feliz año a mis lectores, si es que los tengo”.

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