Un hombre que deja mucho Eco

libardo Vargas Celemin

En nuestros días resulta pretencioso hablar de hombres sabios, sencillamente porque el conocimiento, las disciplinas y el mundo en general se han ampliado tanto que resulta difícil, casi imposible, tener un mediano dominio de todas las ciencias, artes y demás.

Un hombre en el Renacimiento se podía jactar de conocer los desarrollos de la humanidad, los nuevos inventos, los hechos históricos, porque no se sucedían con la rapidez y la cantidad que ocurren hoy en día.

Este 19 de febrero, a la edad de ochenta y cuatro años murió en Lombardía, uno de los hombres que más conocimientos acumuló en su existencia. Había sido integrante del Foro de los Sabios de la Mesa del Consejo Ejecutivo de la Unesco y había recibido los títulos Honoris Causa, por parte de treinta y ocho universidades en el mundo entero. Escritor y filósofo, nos deja una serie de herramientas para enfrentar el conocimiento e interpretación del mundo actual, en toda su complejidad.

Sus primeros trabajos abrieron el camino para que se fuera consolidando una disciplina que se convirtió al final del siglo XX, en una manera de leer el mundo a partir de conceptos como los códigos y los signos, aporte valioso cuya aplicación se da en todas las ciencias humanas y permite enriquecer las visiones y los sentidos de los textos.

Libros como “Obra abierta”, “La estructura ausente” “Apocalípticos e integrados” y “Lector in fabula”, lo posicionaron como una autoridad mundial en semiótica. Fue uno de los fundadores de la Asociación Internacional y ocupó en los últimos años el cargo de secretario de la misma entidad.

A los cuarenta y ocho años da un salto intelectual que lo convierte en uno de los autores más conocidos, ya no por los textos especializados de Semiótica, sino como novelista. En 1980 publica “En nombre de la rosa”, una novela densa que combina el conocimiento detallado de La historia de la Edad Media, la vida en los conventos, las intrigas y el misterio de un libro extraviado de Aristóteles, como marco de un crimen que es investigado por un monje.

El éxito fue rotundo. Más de treinta millones de copias vendidas y una película. Le sigue otra novela de algún reconocimiento como lo es “El péndulo de Foucault” y se convierte así en uno de los grandes novelistas del siglo XXI.

Su última novela “Número cero” una parodia que nos permite conocer esa urdimbre de intrigas y hasta asesinatos de fuentes y de periodistas que resultan molestos para los dueños del poder.

Definitivamente este escritor y filósofo fue un hombre que realizó aportes significativos al desarrollo de las ciencias humanas y a la literatura. Su voz será un eco difícil de olvidar.

lcelemin2@gmail.com

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