¡Oye, noticias desde la prisión!

libardo Vargas Celemin

La semana anterior dos noticias me sorprendieron, provenían de dos cárceles y lo curioso del caso fue que mostraban una cara completamente distinta de lo que estamos acostumbrados a leer u oír.

Estas noticias nada tenían que ver con las estadísticas publicadas por el Comité Internacional de la Cruz Roja recientemente, donde se habla de un total de 120 mil reclusos en las 138 cárceles del país y de un hacinamiento del 54 por ciento en dichas instalaciones.

Tampoco mostraban las condiciones sanitarias de los reclusos y la falta de médicos y medicamentos para atender la población privada de la libertad. Me sorprendí porque lo normal, cuando mencionan este tipo de noticias, es prepararse para escuchar lo terrible de la crisis carcelaria, cuyas soluciones se tornan imposibles, por la simple razón de que las cárceles son el reflejo de la descomposición social del país y los niveles de criminalidad, inmoralidad y corrupción han permeado todas las esferas de la sociedad y la delincuencia hace rato le ganó la partida a la seguridad ciudadana.

No hablaban estas dos noticias de una tasa del 13 por ciento de reincidencias, una de las más altas de la región y muy lejos de otros países, como Noruega que realizan ingentes esfuerzos para lograr el objetivo de la resocialización, principio que se diluye en nuestra sistema penitenciario, porque la llamada libertad de las calles y su falta de oportunidades es menos tentadora para algunos, que seguir delinquiendo desde las celdas.

La primera noticia fuera de serie es la graduación de 12 reclusos en Bogotá, cinco de ellos antiguos jefes paramilitares. La Corporación Universitaria de Colombia – Ideas, les otorgó el título de abogados, paradójicamente estas personas en el pasado estuvieron dedicadas a profanar las leyes y a edificar su imperio sobre las bases del delito, ahora quieran replantearse su camino. Pero es necesario creerles si queremos construir caminos de paz. No salir, como lo hicieron algunos, a demostrar resentimiento y a seguir estigmatizando.

Hay que darle oportunidades a quienes, creemos, han reflexionado sobre su accionar y quieren replantearse su proyecto de vida, lo cual es válido y posible. Esta es precisamente la filosofía de las cárceles y no como espacio de castigo y aislamiento de la sociedad.

La segunda noticia proviene del Ecuador donde, según los medios, un grupo de presos asistieron a la caída de algunos muros y lograron la libertad física, gracias al terremoto que sacudió esta región. Lo que hay que valorar es que estos hombres y mujeres no huyeron, sino que por el contrario se presentaron de nuevo ante las autoridades carcelarias y se dedicaron a elaborar, día y noche ataúdes, sábanas, camisetas para contribuir de esta manera a soluciones concretas en esta dolorosa tragedia.

lcelemin2@gmail.com

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