La bicicleta se toma a Ibagué

libardo Vargas Celemin

La bicicleta aumenta día a día su popularidad entre nosotros, como está ocurriendo en el mundo entero, donde la producción anual es de cinco millones de estos vehículos.

En Ibagué, cientos de practicantes, además de los de alto rendimiento, madrugan a enfrentarse al aire fresco de los amaneceres y a trepar las cuestas y llanos de las rutas que salen de la ciudad.

Van equipados, la mayoría, con los elementos necesarios de protección y animados de un entusiasmo inusitado por recrear la mirada sobre los cerros reverdecidos y las nubes multiformes. Empleados, ejecutivos, profesionales, estudiantes, obreros, pensionados o desempleados, se las ingenian para hacer rendir el día e iniciar su labor cotidiana, reconfortados por el ejercicio.

En los últimos tiempos apareció una interesante modalidad, las “rodadas nocturnas”, salidas que hacen grupos de amigos y conocidos que, impulsados por los distribuidores de bicicletas y accesorios, se citan por las redes sociales en un punto y hora determinada y salen a explorar la vida nocturna de pequeños caseríos o veredas.

Van seguidos de carros acompañantes, a veces con la colaboración de la policía y hasta reciben hidratación. Aunque sea de noche, muchos de los practicantes de esta modalidad han conocido los lugares aledaños a la ciudad y han logrado incrementar su buen estado físico.

Pero el auge de la bicicleta se da no solo como práctica recreativa, sino que se generaliza como medio de transporte. Vemos en las calles y avenidas un aumento de trabajadores que van a sus sitios de labor en este silencioso artefacto.

En las vías se ven estudiantes rumbo a sus aulas, como ocurre en cualquier país europeo o asiático, donde existe una cultura que potencia el uso del transporte limpio.

Si queremos tener una ciudad “sostenible y amigable”, como la plantea la ONU, debemos prepararnos para cambios como los del transporte, porque este es un punto clave. La bicicleta es una alternativa viable, no produce gases contaminantes, tampoco hacen ruidos que afecten el oído, es fácil de parquear, trae beneficios a la salud como la reducción de la obesidad, la capacidad respiratoria, el aumento de la fuerza y la resistencia, entre otros.

Pero para el logro de estas metas debemos tener el compromiso de toda la comunidad. Afortunadamente la Alcaldía de Ibagué ya contrató los estudios y diseños para el proyecto de bicicarriles. Se espera que no hayan licitado los “expertos en destruir escenarios deportivos”, además, que una vez estén dichos estudios se inicie la construcción de esos tres kilómetros que, desde ya son insuficientes.

Y algo muy importante, se adelanten campañas de sensibilización a conductores, peatones y ciclistas sobre el respeto a la vida, regla de oro de cualquier proyecto de este tipo.

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