Algunas actuaciones de la Policía son zancadillas a la paz

Según la Misión de la Policía nacional de Colombia, este es un “cuerpo armado permanente de naturaleza civil, a cargo de la Nación, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan”.

Sin embargo, durante toda su historia ha sido objeto de críticas, fundamentalmente al ponerse al servicio de los intereses políticos en el poder.

Fundada como cuerpo de gendarmería en noviembre de 1888, ha sufrido reformas en su estructura y función. Una muy significativa ocurrió en el gobierno de Laureano Gómez, quien creó la policía política denominada “Los chulavitas” para perseguir a sus contradictores y azuzar más el enfrentamiento bipartidista.

Tal vez esta sea una de las razones por las cuales todavía permanece en el imaginario popular de amplios sectores de colombianos, un permanente rechazo a esta institución.

En los últimos años, los medios de comunicación han registrado casos repetitivos de abusos de autoridad contra los civiles, agresiones físicas, procedimientos equivocados, represiones brutales y hasta asesinatos. La última actuación ocurrió la semana anterior contra un camarógrafo y un periodista de City TV, que ha causado la indignación en las redes sociales.

La reacción de los comandantes es siempre la misma, “vamos a realizar investigaciones exhaustivas”. Sin embargo algunas terminan favoreciendo a los uniformados, pese a las evidencias, pues se dan situaciones aberrantes como, manipulación de pruebas, amenazas a familiares, falsos testigos y demás trapisondas.

Frente a la agresividad y a la impunidad se generan respuestas peligrosas como la confrontación directa entre la población civil y policías. En algunas ciudades ya hay sitios vedados a la autoridad. Hay barrios donde un procedimiento normal se convierte en asonada.

Por otra parte, en febrero de 1999 la Policía creó el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) que tiene una clara orientación de reprimir la protesta social, así ella esté consagrada en la Constitución Nacional. Su labor se centra en impedir movilizaciones, apoyo a desalojos y demás actos que crean un rechazo colectivo.

Esta sección ya tiene una larga lista de abusos e inclusive se investigan asesinatos de líderes sindicales, estudiantes, campesinos, víctimas de sus acciones. A veces utilizan armas no convencionales, como las famosas cápsulas de gas rellenas de canicas, que denominan “recalzadas” y, se ha comprobado, han producido la muerte de líderes sociales. Son tan graves las denuncias que un Representante a la Cámara va a presentar un proyecto para que se desmonte este aparato represivo del Estado.

En estos tiempos de construcción de convivencia es necesario que se trabaje también en reestructurar y depurar instituciones, que han desviado su misión y convertido en obstáculo para alcanzar la paz.

Credito
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