De gusanos a hienas

libardo Vargas Celemin

Se les denominó “gusanos” al grupo de cubanos que emigraron de la isla, después de la revolución del 59, se asilaron especialmente en la Florida y la mayoría se convirtió en mercenarios, al servicio del gobierno norteamericano para realizar acciones contra el régimen castrista. Esta alegoría se la dio inicialmente la CIA, por tratarse de un trabajo rastrero como era el saboteo a la economía cubana, el boicot a las redes eléctricas, la propaganda negra y el impulso para que se abandonara el país. Posteriormente el término se generalizó en toda América Latina.

Estos mismos elementos y su descendencia, se han mudado ahora a “hienas” y desde sus convertibles realizan un ritual similar al que hacen estos mamíferos que parecen reír ante el cadáver de su enemigo.

Son estas “hienas”, empotradas en los medios de comunicación, especialmente en las cadenas de televisión, los áulicos que se han dedicado a amplificar los posibles errores del muerto. Los calificativos rayan en el odio y en sus discursos le achacan todas las dificultades a Castro, sin permitir que se haga una evaluación objetiva.

No se trata de sacralizar a ese viejo luchador que nos ha enseñado que al monstruo capitalista también se le puede hacer frente. Lo que resulta inadmisible es que se sesgue el análisis de tal manera que intenten hacernos creer que Castro fue el responsable del hipotético fracaso, y se oculte tendenciosamente la verdad. Ya lo decía José Martí: “La palabra no es para encubrir, sino para decirla”.

Si bien existen enormes dificultades de tipo económico, social y políticos para que la isla sea un paraíso, la responsabilidad de ello no es exclusivamente de su gobierno, pues por el contrario, este es un ejemplo de lucha contra las adversidades propiciadas por el criminal embargo ejercido desde los inicios del proceso revolucionario e incrementado por cada mandatario norteamericano.

A un pequeño país no se le puede someter a las privaciones que ha sido víctima Cuba. La misma ONU ha condenado el bloqueo por más de veintitrés ocasiones. Los países claman porque este pueblo pueda importar lo que necesite y exportar sus productos, es decir, pueda negociar libremente con el mundo.

Las “hienas” ilusas siguen celebrando el bárbaro carnaval, con la esperanza de retornar al poder, entre tanto los cubanos residentes en la isla que sufren directamente las privaciones y defienden los avances de la revolución: aumento de la expectativa de vida a los 79 años, agua potable para el 87% de la población; mortalidad infantil 4.2 por mil, desnutrición infantil 0%, alfabetización 100%, entre otros.

Mientras los “gusanos” pasaron a mamíferos, el líder cubano se sube al pedestal del reconocimiento universal, pese a la rabiosa propaganda en su contra por parte del imperio.

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