La censura al cine en Macondo

libardo Vargas Celemin

García Márquez en “El coronel no tiene quien le escriba” cuenta que una noche el viejo militar “Se dirigió al salón de cine atraído por la música de los altavoces. Sentado a la puerta de su despacho el padre Ángel vigilaba el ingreso para saber quiénes asistían al espectáculo, a pesar de sus doce advertencias”.

Las amonestaciones tenían que ver con la prohibición de ver “La virgen de media noche”. Esta censura era de tipo moral para evitar que los habitantes del pueblo cayeran en el pecado.

Hoy, un siglo después de los hechos ficcionales narrados por García Márquez, aparece en este Macondo (léase Colombia), una nueva forma de atentar contra la libre expresión a través de la censura de una de las expresiones propias de la modernidad, como lo es el cine. Ya no es la preservación de las costumbres, sino los intereses políticos, los que animan esta práctica y no es a través de campanazos que se impide el acceso a los teatros, sino mediante el uso del “twiter”, mecanismo posmoderno de comunicación.

Los macondianos fuimos sorprendidos la semana anterior con un mensaje de una figura nacional de gran audiencia. Cuando todos creíamos que este respetable hacendado jamás incursionaría en la crítica cinematográfica, salió con una misiva dirigida a Cine Colombia, empresa que distribuye en el país un documental llamado “La negociación”, dirigida por Margarita Martínez.

Esta nueva forma de impedir que se conozca parte de la historia de una de las más trascendentales negociaciones para el futuro del país, comenzó con el “trino” dirigido a la distribuidora: “faltan ustedes a la objetividad al facilitar que nos acusen al doctor Fernando Londoño y a mí, de personas enemigas de la paz. Cuando el No ganó el plebiscito, propusimos modificar los acuerdos, no terminarlos”. El efecto no se hizo esperar, inmediatamente se suspendió la proyección del documental.

Como es lógico se suscitó una polémica nacional. Los áulicos que están prestos a responder tan pronto se diga algo contra el innombrable, salieron a defenderlo. Sus contradictores políticos atacaron esta postura que tiene los ribetes de una censura. Y de esta manera se logró un segundo propósito, desviar la atención de la opinión pública sobre el debate del Fiscal.

Cine Colombia había firmado previamente un convenio con el Centro de Memoria Histórica para apoyar el documental, esta situación y la presión que ejercieron diversos personajes, hizo que se cumpliera con la programación, con un éxito de taquilla increíble.

Hasta cuándo tendremos que soportar a este personaje entrometiéndose en nuestros gustos cinematográficos?. El padre Ángel, ingenuamente creía estar salvando a sus fieles de una condena eterna, pero al innombrable, solo le interesa defender su propia imagen y la de sus corruptos simpatizantes.

lcelemin2@gmail.com

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