Huelga global por el clima en septiembre

libardo Vargas Celemin

El rostro serio de una chiquilla sueca de 16 años, que porta un cartel con la frase “La juventud por el clima”, se ha convertido desde el año 2018, en un verdadero símbolo de esperanza para la humanidad. Greta Thumberg, escolar que decidió no volver a clase hasta que Suecia no implementara el “Acuerdo de París”, para evitar los incendios forestales, el calentamiento global y el cambio climático, lidera un movimiento juvenil que muy pronto recibió la adhesión de miles de personas, especialmente de Europa, que la han acompañado en sus convocatorias y han marchado en más de 1.500 ciudades, en dos manifestaciones realizadas este año.

Greta Thumberg y un grupo de jóvenes ecologistas, apoyados en las redes sociales han logrado materializar la angustia y el desespero de una generación que ve como la destrucción del planeta avanza a pasos agigantados. En una de sus proclamas llama la atención de los adultos para que se sumen a esta lucha y salgan “de su zona de confort sobre nuestro clima”.

La racionalidad de los seres humanos no puede negarse a cumplir las tareas en la que está comprometida la existencia del planeta y para ello, como escribiera William Ospina, hay que “Parar en seco”, de lo contrario, la vida en la tierra “podría transfigurarse ante nuestros ojos en una morada inhóspita, de sol calcinante, de aire tóxico, de agua impotable, de pieles irritadas y complicaciones respiratorias”.

Sin embargo, la retórica falsa y la doble moral de los gobernantes y poderosos tratan de minimizar y, hasta negar, con una falacia, como la dijo el insensato de Trump, al justificar su salida del “Pacto de París” para seguir contaminando: “el concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos para hacer no competitiva la manufactura de EE.UU.”.

A las convocatorias pacíficas se han unido científicos que aportan evidencias incuestionables sobre el calentamiento global, para demostrarle a los dirigentes y políticos hipócritas, incluyendo a los de nuestro país, que dicen defender la vida, porque han firmado tratados internacionales, pero que en la práctica hacen lo contrario, camuflan políticas de destrucción del medio ambiente con la falacia del desarrollo, como ocurre en Colombia con el Fracking, el glifosato, la minería a cielo abierto, etc.

La convocatoria para el 20 de septiembre a una huelga global, hecha por la joven sueca y sus compañeros, nos están dando ejemplo de compromiso con la humanidad y deben recibir el respaldo unánime de jóvenes, adultos, niños, ancianos, pobres, ricos, sindicatos, partidos políticos, academias, iglesias, es decir, de todo ser humano, porque de lo que se trata es de salvar al planeta tierra o al menos atenuar el impacto de la contaminación a la que está sometida.

lcelemin2@gmail.com

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