Repertorio electorero

Polidoro Villa Hernández

Acertó el ecuánime científico John McCarthy: “Sólo hay una cosa más perjudicial que un político que olvida sus promesas electorales, y es uno que trata de cumplirlas”. Esta frase pinta a un candidato africano matón que en los años ochenta prometía: ‘Las tribus nunca más abrirán la boca para decir que tienen hambre.’ Y sí, se multiplicaron masacres y desapariciones en esos contornos.

Tras 209 años de ‘independencia’, comprobamos que a menudo las promesas electoreras son como juramentos de novios en fogoso escarceo amoroso: se olvidan. Y todas son reutilizables para la siguiente generación. Un anciano caficultor del sur del Tolima que sirvió de ‘cargaladrillos’ a varios políticos en sus giras, se lamentaba gráficamente: “Confié mucho y veía las promesas en elecciones como un gran tamal con buena masa, tres carnes, chorizo y huevo, pero resulté tragándome las solas hojas y la cabuya del moño”.

Progresivos los problemas sociales, discursos falaces y utópicas ofertas se repetirán hasta que termine la expansión acelerada del universo. El Intelectual Anónimo más conocido de Ibagué, ha recopilado 2.832 frases y palabras de uso reiterado en discursos promeseros, glosario para su libro ‘Politiquería para Dummies’, que saldrá después de elecciones. “Para que no se copien”, dice. Cedió solo una muestra:

Súbanse conmigo al tren de la victoria, habrá empleo para todos porque bajaré el desempleo a un dígito; derrotemos las maquinarias políticas para lograr un gobierno del pueblo (La suya es tenebrosa), como demócrata, adelantaré acuerdos programáticos con otros actores políticos (Coaliciones para el reparto de la torta presupuestal y burocrática); mi desvelo es por la seguridad ciudadana (Este tiene ocho guardaespaldas), déjenme que los contagie de mis valores: Un liderazgo ético, la honestidad, la solidaridad, el servicio, el trabajo, el respeto (¿Y las investigaciones en la fiscalía?). No escatimaré el gasto social para terminar con la desigualdad y la pobreza (¿Mermelada a granel?).

Mi prioridad: Propender por el desarrollo socioeconómico de la región, será el principio de una sociedad con justicia social, incluyente y humana; nuestra meta es que cada familia tenga su casa (¿Émulo de “Casa en el aire” de Escalona”?), protegeré el ecosistema para nuestros hijos (Y el medio ambiente, ¿quién?). Seré el adalid de una lucha sin cuartel contra la corrupción política (“El mico le dijo al mono, mira que rabo tenés, y el mono le contestó: y el tuyo no te lo ves!”).

La abstención indica que las mentiras electorales, ya lugares comunes, no calan en la gente. El autor del inédito libro, dice que un político guajiro le ‘llenó la taza’ cuando ofreció donar sus órganos al morir: “Si no tiene hígados para robar tanto, tampoco tiene corazón para donar”. Concluye Irreverente: “Veo siempre las promesas politiqueras, como los pechos imponentes de algunas damitas: tentadores, pero falsos.”

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