La caridad es pieza indispensable para el cotidiano vivir

Jairo Yate Ramírez

«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?», (Mateo 18, 21-35). La caridad se ennoblece en el perdón y la corrección fraterna.

La caridad como tercera virtud y efecto de la fe en la esperanza cristiana, permite entender la búsqueda de la perfección del hombre que cree en Dios y el ideal de una sociedad bajo los parámetros del Evangelio. Perdonar setenta veces siete es la amplitud infinita del corazón que ha aprendido en la vida a amar. Ese es el principio en el que se debería insistir fuertemente en la educación familiar, en la educación escolar, en la vida laboral, etcétera.

Cuando una persona se acostumbra a amar, asegura el 100 por ciento de su vida cristiana, está dispuesta para el inmenso viaje de la vida, se convierte en el apóstol de la caridad universal, no tiene dificultades para ingresar en cualquier ambiente, además se le facilita llevar a cabo todas sus ideas y creatividad personal.

Quien ama con el corazón de Dios entiende perfectamente que la caridad es pieza indispensable de su cotidiano vivir. Acostumbrarse a perdonar ejercita las facultades de cada persona: la convierte en alguien humilde, consciente, virtuoso, reconocedor de su mismo ser de pecador.

Quien perdona entiende al otro, le extiende la mano, no cae en la ligereza del juicio, aprende una de las grandes normas de la vida: “Quién soy yo para condenar a los demás”. El mismo Jesús de Nazaret propone el mandamiento del amor para enseñarnos que la caridad está por encima de cualquier juicio que pretendamos decir en contra de los demás.

El santo padre Francisco, en una de sus audiencias del miércoles, hablando sobre el valor del perdón, exponía: “La Iglesia no se formó por hombres intachables, sino por personas que pudieron experimentar el perdón de Dios”.

“Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo: Amando a los suyos hasta el fin (Juan 13, 34). En ese mismo clima del amor, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también ellos. Por eso Jesús dice: ‘Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor (Juan 15,9). Y propone: Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado. (Juan 15,2)” (Catecismo de la Iglesia Católica. 1823).

Ahora entendemos que “el ejercicio de todas las virtudes está animado e inspirado por la caridad. Este es el vínculo de la perfección (Colosenses 3,14), es la forma de las virtudes; las artícula y las ordena entre sí; es fuente y término de la práctica cristiana.

Cuida tu salud: Quien se siente perdonado perdona fácilmente a los demás.

Arquidiócesis de Ibagué

 

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