Dios nos elige para una misión, no podemos fallarle

Jairo Yate Ramírez

“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y los siguieron”. (Marcos 1, 14-20).

El Maestro de Nazareth define las reglas de juego para hombres y mujeres que quieran seguirlo a él. La metodología que usa el Salvador es tomar como punto de partida el Kerygma, esto es como cada persona recibe, y asume responsablemente su misión de anunciar, de proclamar el Evangelio de la buena nueva de Dios.

Esa tarea es obligatoria para todos aquellos que deseen convertirse en apóstoles de Dios en el mundo a ejemplo del buen pastor. Fe y conversión de vida, forman un binomio perfecto que da como resultado: un estupendo sacerdote, que deja todo por seguir los caminos de Dios.

Un cualificado cristiano que debe ser sal de la tierra y luz del mundo. Un creyente en Dios que aprende a perdonar siempre; ora por sus enemigos, vive en paz con los demás, su regla de vida es el amor y la misericordia (cf Colosenses 3, 13-15).

Ese es el modelo de servidores que quiere Dios en el mundo, razón por la cual el Hijo de José y María, se preocupó mucho por la formación de quienes aceptaron el reto de su llamado. Es Dios quien nos elige, somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de no fallarle a él en lo que nos comprometemos.

Las garantías están dadas: Él nos va acompañando en el proceso de maduración y asimilación de su Palabra, él nos envía con una serie de poderes que van a ser necesarios para la difusión del Reino de Dios. (cf. 1 Corintios 12, 7-11).

La obra de Jesús dio resultados del cien por ciento, porque él se preocupó desde un primer momento de lo esencial, llevó a su gente a comprender la magnitud de lo que iba a pasar y por ende los apóstoles salieron llenos del Espíritu Santo a sembrar la semilla de su Maestro.

No se quedaron quietos en ningún lugar, en la medida en que los pueblos se iban convirtiendo en comunidades, los mismos apóstoles, designaban personas dignas para que conservaran el espíritu de lo que habían recibido, hasta que el Evangelio alcanzó horizontes universales.

El papa Francisco quiere una Iglesia en salida, una Iglesia de la periferia, una Iglesia de los pobres y necesitados. “La Iglesia está llamada a tomar cada vez más conciencia de la necesidad de ser «la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas» (Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, 47).

De ser Iglesia en permanente salida, ‘comunidad evangelizadora’, que sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos» (ibid 24)».

Cuida tu salud: Dios quiere que seamos personas de fe y oración, con un buen testimonio de vida.

Arquidiócesis de Ibagué

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