Lo que más preocupa de una hipotética Presidencia de Petro

José Germán Zarama De La Espriella

En el duelo proselitista entre caricaturistas y columnistas, los de la pluma llevamos generalmente perdida la batalla. Nada más impactante que los mensajes gráficos, cargados de humor satírico, para divulgar una idea, aunque no necesariamente puedan ganar un debate conceptual. De esta manera el discurso del ‘castrochavismo’, mensaje proselitista por si caricaturesco, es ridiculizado por el lápiz de genios como Matador. Y el discurso gráfico de Matador cala en la mente de mucha más gente.

Pero, en realidad, la caricatura retórica de ‘castrochavista’ la propició Petro, con sus declaraciones públicas durante más de cinco años (ver mayor argumentación en mi columna en La Silla Vacia titulada ‘Esto es lo más preocupante de Petro’).

Lo cierto es que, aunque seguramente son muchos los comentarios que hemos conocido, apoyando o desvirtuando tal caricaturización, ese no es el mayor temor que despierta Petro.

En mi caso, lo que más me preocupa de que Petro llegue al poder ‘no’ es su ideología, sobre la cual me limito a recordar conocidos fracasos históricos. Sin embargo reconozco que ha habido excepciones de buenos gobiernos de izquierda como los de Antonio Navarro, a nivel nacional, o Pepe Mujica, a nivel internacional.

En realidad es difícil desconocerlo sin ser fanáticos, aún siendo críticos con ellos, pues ni Nariño ni Uruguay se quejan de haber heredado crisis democráticas o políticas de sus gobiernos. Pero, si estos gobernantes de izquierda son los argumentos para desmontar el temor a Petro, se equivocan. Las competencias de Petro no son las de Navarro ni menos las de Mujica, quienes sí supieron trabajar en equipo para impulsar sus proyectos de desarrollo económico y equidad social.

Petro no ha demostrado como ejecutivo competencias para trabajar en equipo. Uno de sus cercanos amigos lo definió como “déspota de izquierda”. Quien lo definió públicamente como déspota fue en realidad Daniel García Peña uno de los más cercanos colaboradores que terminaron tarde o temprano alejados de su Gobierno. Y es que en solo un año salieron o se retiraron de su alcaldía demasiados secretarios, consejeros, gerentes de empresas públicas, mientras su jefe, al mejor estilo de Trump, se dedicaba a gobernar por Twitter o largos discursos desde el balcón del palacio Liévano.

El mayor temor a Petro no son sus propuestas, muchas de las cuales no tienen que ver con la izquierda, sino su demostrada incapacidad para guiar un equipo ejecutivo. Y, aún los proyectos que encontraren un consenso democrático pueden convertirse en desastres en manos de un mal ejecutivo despótico. No quiero ni pensar en un gobierno probablemente chambón, por su mal manejo del equipo ministerial y de altos ejecutivos del Estado, liderando propuestas tan ambiciosas como las de hacer una reingeniería de Ecopetrol o del sistema pensional colombiano. Esto es lo más preocupante de Petro.

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