Pasar de la teoría a la práctica

A Santos y su gabinete les ha tocado en suerte uno de los mayores desastres naturales vividos en el país con gigantescos efectos económicos y ahora deberá sortear la enorme crisis financiera mundial que se avecina.

Puede expresar sin ambages que el gobierno que hoy cumple un año ha sido una verdadera sorpresa para los observadores de dentro y fuera del país, para partidarios y antagonistas del presidente Juan Manuel Santos Calderón, para los partidos políticos y, especialmente, para los ciudadanos.

 

Ni el más avezado de los oráculos habría podido predecir lo sucedido en los últimos doce meses: el papel protagónico adquirido por el país en el ámbito internacional de la región, el acercamiento a los gobiernos de Caracas y Quito y la tenue distancia tomada con relación a los dictámenes de Washington.

 

Aunque algunos lo insinuaron muy pocos habrían apostado por la enorme brecha abierta entre el expresidente Uribe y su sanedrín y el actual gobierno, entre quienes se cuentan reconocidos adversarios del anterior gobierno, como son los ministros de Agricultura y del Interior.

 

Por supuesto que ha resultado sorpresivo el respetuoso trato otorgado por el Ejecutivo al poder judicial tras la persecución, la chabacanería y el irrespeto que fueron la característica en los ocho años anteriores. Lo anterior ha derivado en el insólito y altamente pedagógico ejercicio independiente de muy significativos procesos judiciales que no han parado mientes en las investiduras y posiciones de los in­culpados.

 

Por cierto, ha logrado el actual gobierno aglutinar en la coalición de gobierno a la inmensa mayoría de las fuerzas políticas, lo que le ha permitido liderar unas complejas iniciativas como las leyes de tierras y de víctimas, que fueron anatema en las anteriores mayorías presidenciales.

 

A Santos y su gabinete les ha tocado en suerte uno de los mayores desastres naturales vividos en el país con gigantescos efectos económicos y ahora deberá sortear la enorme crisis financiera mundial que se avecina. De otro lado le restan tres años para convertir en realidad el descomunal paquete de anuncios hechos públicos en el último año, terminar la depuración iniciada en el aparato estatal que tiene características de insondable, empatar recursos con proyectos y propuestas, avanzar en la paz definitiva y recuperar el prestigio en el escenario internacional.

 

Los augurios han sido buenos a la vez de sorpresivos, la mayoría de los ciudadanos espera que tales anuncios se conviertan en realidad, para bien de todos.

EL NUEVO DÍA

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