De la comunicación

Pese a que atender esos requerimientos es de obligatorio cumplimiento para los funcionarios municipales, el secretario de Planeación no ha asistido, no ha esgrimido excusa válida ni se ha tomado la molestia de enviar en su reemplazo a alguien de su oficina. Por cierto, ni la Personería ni la Contraloría ni la Procuraduría han dejado oír su opinión ante el desacato.

Una de las actividades esenciales para una buena gestión administrativa lo constituye la comunicación. Asunto que se magnifica si se trata de la administración pública y, debe enfatizarse, que se requiere que ella sea de doble vía y basada en la claridad y la transparencia.

La actual administración municipal de Ibagué no ha sido exitosa en el tema ya que no ha podido establecer un adecuado canal de comunicación con la comunidad ni ha hecho un manejo sincronizado de la información suministrada a la comunidad. Además confunde la crítica legítima con la envidia, la enemistad y otros epítetos de similar laya.

No colabora en el propósito de manejar una fluida comunicación la actitud de algunos funcionarios que se creen investidos (algunos dirán embestidos) de condiciones y calidades especiales que los hace inmunes a los requerimientos propios de sus cargos y poseídos de un fuero especial para el que no existen las obligaciones ni valen los compromisos.

El secretario de Planeación Municipal de Ibagué, Juan Gabriel Triana, es un ejemplo preciso del tema. El funcionario ha sido citado en no menos de cuatro oportunidades por el Concejo Municipal para dar cuenta de sus actividades y las gestiones del organismo a su cargo.

Pese a que atender esos requerimientos es de obligatorio cumplimiento para los funcionarios municipales, el secretario de Planeación no ha asistido, no ha esgrimido excusa válida ni se ha tomado la molestia de enviar en su reemplazo a alguien de su oficina. Por cierto, ni la Personería ni la Contraloría ni la Procuraduría han dejado oír su opinión ante el desacato.

De la misma manera, Triana no ha prestado atención a las numerosas veces en las que periodistas de este rotativo le han requerido para informar sobre los asuntos a su cargo y una rápida consulta, entre organizaciones ciudadanas y entidades privadas señalan que en muy pocas ocasiones logran obtener su atención o la solución a sus inquietudes.

Al funcionario le resultaría útil recordar que su posición es circunstancial, que tiene fecha de vencimiento y que en el mejor de los casos le restan nueve meses.

REDACCIÓN EDITORIAL

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