Editorial: Otras incógnitas

La experiencia con los recientes contratistas del municipio no es la mejor; y si no han podido restaurar el Panóptico, hacer un andén, pavimentar una vía o tender tubería ¿qué tanta confianza se tendría para que se les entregara la construcción de una estructura de esa dimensión?

En estas mismas líneas en la edición del lunes se registraba que tras el foro convocado por la Cámara de Comercio de Ibagué, ‘Realidad del recurso hídrico en Ibagué’, en lugar de aclarar múltiples dudas que se acumulan ante tan vital tema, eran muchas más las incógnitas que habían prosperado, no solo por los videos presentados por la Veeduría Agua Para Ibagué (Vapi) sino, particularmente, por las incongruencias y faltas de coordinación en las cifras e informaciones ofrecidas por los diferentes participantes que lo hicieron a nombre de la Administración municipal, desde el Alcalde, el Gerente del Ibal y hasta el Secretario de Desarrollo Rural. Para no hablar de la intervención del Director de Cortolima, la inane del delegado de la Superintendencia de Servicios Públicos y la ausencia de los organismos de control.

Como el espacio nos lo permite es preciso referirse a tres temas en particular: el primero, indagar al Secretario de Desarrollo Rural sobre las bases que le permitieron refutar a Vapi sobre la precaria y deficiente labor de los contratistas en la instalación de la tubería desde Peñaranda a Boquerón, pues se desconoce cuándo fueron efectuadas las pruebas hidráulicas al tramo, así como las actas e informes de interventoría para dar tan olímpico concepto.

En segundo lugar, la revelación hecha por el Alcalde sobre el costo estimado para la construcción de la planta de tratamiento de agua en Boquerón con capacidad para tratar 400 litros por segundo, que el funcionario en el foro dijo que costaría 39 millardos de pesos, presupuesto que se antoja salido de proporción habida cuenta de que entre 1999 y 2000 el propio Ibal construyó una planta en La Pola para el tratamiento de 750 litros por segundo (que funciona a la perfección) y su costo, en precios de entonces, fue de 1.7 millardos de pesos, lo que daba un costo por litro por segundo de 2.26 millones de pesos por litro, que traído a valor presente equivaldría a 15.8 millones de pesos de hoy, en contraste con los 97.5 millones por litro que estima el Alcalde.

En tercer lugar, el anuncio de la construcción de una represa en el Acuífero Corazón, en el Cañón del Combeima, arriba de la actual bocatoma del acueducto, que estaría situada en tierras deleznables y albergaría 120 mil metros cúbicos de agua, con un peso de 120 mil toneladas. Anuncio que no deja de generar temor, ya que la experiencia con los recientes contratistas del municipio no es la mejor; y si no han podido restaurar el Panóptico, hacer un andén, pavimentar una vía o tender tubería, ¿qué tanta confianza se tendría para que se les entregara la construcción de una estructura de esa dimensión?

REDACCIÓN EDITORIAL

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