Editorial: Medidas inaplazables

En cuanto hace a Colombia, el proyecto de Obama se convierte en una nueva preocupación que se añade a la caída de los precios del petróleo, pues han de afectarse los precios del carbón y hasta se pone en juego la supervivencia de esa industria que genera empleo, divisas y regalías para varios departamentos.

Pese a que en su primer período el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, fracasó en su intención de mitigar las emisiones de carbono en su país, ayer al mediodía dio a conocer un nuevo intento que, de ser adoptado, será uno de los más importantes legados de su mandato.

En efecto, la iniciativa pretende reducir el efecto invernadero en más del 30 por ciento al restringir las emisiones de carbono a niveles inferiores a los que se registraban en 2005, e inducir a la industria de la energía eléctrica a buscar alternativas como la energía solar y la eólica en detrimento de las plantas operadas con carbón.

Varios estados dependientes del carbón han dado a conocer su oposición a la medida indicando que la adopción de las nuevas fuentes han de significar la supresión de miles de puestos de trabajo, un incremento en las tarifas de energía eléctrica y un detrimento en la capacidad competitiva de regiones como Virginia que dependen de su industria de carbón.

El Presidente Obama se había comprometido un año atrás con el Primer Ministro chino a reducir su consumo de carbón (los dos países son los mayores emisores de carbono del mundo) y la iniciativa de Obama apunta en esa dirección, ya que de no actuarse con prontitud se calcula que la temperatura promedio del globo se incrementará en más de un grado centígrado, se agravarán las tormentas e inundaciones y las ciudades costeras, las islas y países situados a orillas del mar quedarán en peligro de desaparecer.

A más de los gobernadores de varios estados la bancada republicana ene el Congreso estadounidense cerrará filas contra el proyecto de Obama, con argumentos como el incremento en los costos de energía y tan contraevidentes como la negación de la amenaza del calentamiento global.

En cuanto hace a Colombia, el proyecto de Obama se convierte en una nueva preocupación que se añade a la caída de los precios del petróleo, pues indudablemente han de afectarse los precios del carbón y hasta se pone en juego la supervivencia de esa industria que genera empleo, divisas y regalías para varios departamentos colombianos.

En el fondo lo que está en juego es la supervivencia de la raza humana.

REDACCIÓN EDITORIAL

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