Editorial: Donald Maduro

Maduro expropia empresas, encarcela a la oposición, cierra o censura periódicos, emisoras y canales de televisión y, ante la perspectiva de una derrota en diciembre cierra la frontera y declara estado de excepción en cinco municipios fronterizos.

Con el paso de los días se acentúa la competencia entre dos personajes que se disputan un extraño campeonato: el que logre decir mayor cantidad de estupideces adobadas con las más burdas e hirientes expresiones.

Cada uno en un extremo del espectro político, pero por lo mismo, hermanados en el radicalismo y procacidad de sus intervenciones.

El uno aspira a ser el candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, un multimillonario que heredó una empresa constructora y ha manifestado en su concepto democrático que si no lo eligen en las primarias se lanzará como independiente.

El otro heredó de su antecesor la nominación y la Presidencia, era conductor de bus en Caracas y dos países se disputan su lugar de nacimiento (los colombianos dicen que es venezolano y los venezolanos, que nació en Colombia). Además está empeñado en acabar con su país (ya casi lo logra) y arrastrará a Colombia en la debacle.

Trump ha dicho que reconstruirá su país y recuperará el orgullo perdido y para el efecto expulsará a todos los inmigrantes ilegales (más de 10 millones) incluyendo a los hijos nacidos en el país (otros 10 millones que ya tienen la ciudadanía). Para impedir el paso de los inmigrantes construirá un muro a lo largo de la frontera con México. De paso se despachó en comentarios racistas, xenófobos y torpes sobre sus vecinos, con el sorprendente resultado de liderar las encuestas en las preferencias de sus copartidarios.

El otro, Maduro, no se queda atrás y culpa a los colombianos de la violencia, el desabastecimiento, la inflación, la mala calidad de los servicios públicos, las protestas populares y hasta de la caída del precio del petróleo. Periódicamente anuncia el descubrimiento de un complot para desestabilizar a Venezuela y amenaza con presentar a los confabulados que supuestamente han sido detenidos. Según el gran conductor, todo obedece a maniobras de un eje perverso Bogotá - Miami - Madrid, orquestado por paramilitares colombianos, el expresidente Uribe, y la derecha fascista compuesta por los “escuálidos” y los empresarios venezolanos que quieren hacer fracasar la revolución y al socialismo del siglo XXI. En su paranoia expropia empresas, encarcela a la oposición, cierra o censura periódicos, emisoras y canales de televisión y, ante la perspectiva de una derrota en diciembre cierra la frontera, declara el estado de excepción en cinco municipios fronterizos y compara las migraciones colombianas con las que se producen hacia Europa desde Asia y África. Como le molestan las estadísticas entonces las suprime y no se percata de que el flujo migratorio está ahora volcado hacia Colombia por los miles que huyen del estado de postración en el que ha sumido a su país.

Aún no se sabe qué le quede en el repertorio para usarlo de aquí a diciembre y así tratar de frenar una merecida derrota. Pero algo se le ocurrirá a quien conversa con pájaros y no ha dudado “ni un milímetro de segundo” en las barbaridades que amenazan con acabar con su país. A lo mejor levanta un muro de dos mil 600 kilómetros por la frontera.

REDACCIÓN EDITORIAL

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