Editorial: Sin aspavientos y hacia la paz

Los tiempos se acortan y resulta acuciante que se pueda acordar un cese al fuego bilateral para el 16 de diciembre, pero el proceso ha deparado continuas sorpresas de manera que cualquier cosa puede ocurrir en el propósito de la paz.

El más reciente informe del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto, Cerac, que cubre el período entre julio y noviembre 15, presenta un positivo panorama de la evolución de la confrontación interna del país.

De acuerdo con la publicación, los factores de mayor incidencia en los resultados son las dos determinaciones adoptadas por las FARC que se concretan en ceses unilaterales del fuego, que fueron respondidas por la decisión gubernamental de abstenerse de bombardear los campamentos guerrilleros.

Los números hablan por sí solos: las muertes diarias de civiles se han reducido en un 75 por ciento. Las bajas en la fuerza pública han mermado en el 95 por ciento y las de la guerrilla han disminuido en el 82 por ciento. Las acciones de las Farc en los meses descritos se han reducido en el 97 por ciento.

Lo anterior se vio reflejado en el ambiente percibido en el pasado debate electoral, en el que las acciones violentas prácticamente desaparecieron y fueron otros los factores que se conjuraron en contra del ejercicio democrático del voto.

Como las buenas noticias no son noticias esa modificación radical del orden público y ausencia de hechos violentos no ha merecido mayor despliegue.

Paralelamente Gobierno y guerrilla han tomado decisiones que se replican para preparar el terreno a un cese bilateral del fuego. La guerrilla optó por no volver a reclutar, cesar el adoctrinamiento de sus contingentes y suspender la adquisición de armas.

Por el lado del Gobierno se anuncia la salida de prisión de 30 guerrilleros condenados por el delito de rebelión y que están enfermos o con graves dolencias.

Los tiempos se acortan y resulta acuciante que se pueda acordar un cese al fuego bilateral para el 16 de diciembre, pero el proceso ha deparado continuas sorpresas de manera que cualquier cosa puede ocurrir en el propósito de la paz y aunque no se provoquen masivas manifestaciones de respaldo sí va calando un nuevo espíritu en los diversos sectores que traduce el sentimiento de sosiego que queda tras el silencio de los fusiles.

REDACCIÓN EDITORIAL

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