Editorial: En vivo y en directo

Ante la avalancha de imágenes e información sin depurar que inunda las redes sociales, el papel del periodista debe ser el de entregar la información, decantada, valorada y analizada, de modo que los ciudadanos puedan obtener elementos de juicio para comprender la realidad en su entorno.

Hasta hace unos años, antes de la popularización de internet, los medios de comunicación se ufanaban cuando hacían transmisiones en directo; eran entonces, pocos los sucesos que llegaban al público de esta manera: partidos de fútbol, reinados, noticieros. Hoy, los ciudadanos no solo se enteran de los acontecimientos en el momento en que ocurren, sino que también, gracias a la tecnología, se convirtieron en emisores de cuanto ocurre a su alrededor. Accidentes, atracos, catástrofes, homicidios, violaciones, linchamientos y suicidios, son presenciados, grabados y transmitidos casi de manera simultánea con el momento en que ocurren y se “viralizan”; es decir, se reproducen millones de veces.

Los medios de comunicación deben recurrir en la mayoría de los casos a estos videos y utilizarlos como fuentes de información, con un elemento adicional, puesto que sirven para que el sitio sea visitado por miles de ciudadanos, que encuentran emoción en observar con ánimo morboso las miserias de los demás, generan la audiencia tan necesaria para su subsistencia.

Por eso, algunos medios, quizá con el afán de difundir una “chiva”, no guardan reservas a la hora de transmitir videos que son abiertamente violentos, sin ningún tipo de filtro y cuya divulgación es innecesaria para el fin de informar. A esta, que es una tendencia mundial, no se escapa el periodismo local, de tal manera que, por ejemplo, la semana pasada, portales noticiosos de periódicos y emisoras se apresuraron a compartir la agonía de un hombre que minutos antes había disparado contra otro y que fue abatido por los guardaespaldas del Alcalde de Ibagué.

¿Era necesario, además de presentar las imágenes del hombre tendido en el piso, que se presenciara su agonía? Creemos que no. Los medios de comunicación en Colombia “son libres y tienen responsabilidad social”, según reza el Artículo 20 de la Constitución. No se cuestiona la legalidad de los videos que se transmiten, pero sí el impacto que ocasionan estos actos de violencia difundidos sin ningún tipo de edición.

Ante la avalancha de imágenes e información sin depurar que inunda las redes sociales, el papel del periodista debe ser el de entregar la información, decantada, valorada y analizada, de modo que los ciudadanos puedan obtener elementos de juicio para comprender la realidad en su entorno. El periodista debe entender cuál es su función social; de lo contrario, perderá su razón de ser en la sociedad.

REDACCIÓN EDITORIAL

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