Un paso adelante

Es allí, con el apoyo de las Naciones Unidas, los países amigos y la participación del pueblo colombiano que se pretende iniciar el proceloso proceso que conduzca a la paz definitiva. Tal vez así, algún día, las lágrimas de las mejillas de los colombianos serán de risa y alegría.

urante la semana pasada y en las diferentes zonas donde se ha acordado que existan veredas y campamentos en los que los contingentes de las Farc realizarán el primer paso en su proceso de dejación y entrega de armas tras la firma del acuerdo de paz, el grupo tripartita conformado por los delegados de las Naciones Unidas al mando del general argentino Javier Pérez Aquino, los comisionados por el Gobierno y los representantes de las Farc han realizado visitas de inspección a las áreas determinadas, para comprobar su viabilidad, acceso y facilidad de suministro de los elementos básicos que han de atender a quienes allí se ubicarán.

Ayer le correspondió el turno a uno de los sitios más emblemáticos dentro de la geografía nacional por su papel en el origen y conformación del grupo guerrillero: el municipio tolimense de Villarrica.

Hay quienes ignoran la trascendencia de esa ubicación, otros que quieren que lo que allí aconteció quede oculto por las brumas del olvido y los demás que entienden que tiene plena justificación que los lugares en donde se originó el grupo guerrillero sean a su vez los sitios donde se inicie la consolidación de la paz.

Aunque ciertos sectores han pretendido, a lo largo de los años, que lo acontecido en Villarrica se olvide, es bueno recordar los sucesos que allí tuvieron lugar. El municipio tolimense fue el sitio donde confluyeron los protagonistas de las luchas por la tierra, libradas desde los años veinte del siglo pasado en el territorio de Sumapaz.

Al asentarse allí y reclamar la adjudicación de los baldíos que había trabajado, los grupos campesinos tuvieron que organizarse para la resistencia contra los ataques de los gobiernos de Ospina, Gómez y Rojas y, más tarde de Valencia. Allí hubo bombardeos con napalm, uso de artillería pesada, tanques de guerra, helicópteros y aviones de combate. Los hijos de Laureano pretendieron apoderarse de las tierras reclamadas por los campesinos y, luego, montaron un aserradero en lo que hoy se conoce como la reserva forestal de Galilea. Cerca de allí, en Cunday (si se puede hablar de cerca con la destrozada vía) se levantó un campo de concentración donde se torturaba, se violaba y se asesinaba a los habitantes de la región.

Fue allí donde los campesinos organizaron la llamada Cortina de Defensa y de donde partió la Columna de Marcha que fue a parar a Marquetalia. Paradójicamente fue allí mismo donde las Farc realizaron una toma violenta de la cual sirven de testigo las ruinas que se conservan en la plaza principal del municipio y afectaron la tranquilidad de la comunidad por varios años.

Es allí, con el apoyo de las Naciones Unidas, los países amigos y la participación del pueblo colombiano que se pretende iniciar el proceloso proceso que conduzca a la paz definitiva. Tal vez así, algún día, las lágrimas de las mejillas de los colombianos serán de risa y alegría.

EL NUEVO DÍA

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