Editorial: 8 de agosto, día del sobregiro

Y es que es tal el afán consumista de la especie humana y tan reducida su consciencia ecológica frente a lo que le demanda al medio ambiente, además de que no para de arrasarlo, que pensar en un remedio para lo que está sucediendo en el corto plazo no es más que una utopía.

El 8 de agosto pasado, es decir hace poco más de dos semanas, la humanidad comenzó a sobregirarse con la Tierra en lo que respecta a este año.

De acuerdo con los datos publicados por la Red Global de la Huella Ecológica, organización que mide los recursos que consume la especie humana frente a los que es capaz de producir la naturaleza, hace 15 días el hombre comenzó a sumar un saldo en rojo con el planeta para este año. Es decir, a extraerle por encima de los que es capaz de producir el mundo en doce meses.

En términos más sencillos, hasta el 8 de agosto, es decir a los siete meses cumplidos de este 2016, la humanidad produjo el dióxido de carbono que el planeta se demora un año en procesar. Lo mismo sucede con la pesca y la tala de árboles. En otras palabras, hace dos semanas ya cortó toda la madera y sacó de ríos y mares todos los peces que puede generar la Tierra en un año para mantener el equilibrio frente a lo que la humanidad demanda.

Y el problema, como es apenas lógico deducir, es que los anteriores son apenas algunos ejemplos y todavía faltan cinco meses para que finalice el año.

Sí. Son 5 meses en los que comienza a agrandarse el sobregiro de la especie humana con la naturaleza, que como además se puede calcular fácilmente, crece de manera exponencial todo el tiempo.

Es que si bien la fecha límite este año fue el 8 de agosto, el siguiente fácilmente puede ser a finales de julio y así sucesivamente, ante el crecimiento desmedido de la población año a año que entra a demandar recursos naturales adicionales.

Ahora bien, si los síntomas del problema se conocen, como en tantas otras situaciones, con las soluciones ocurre lo mismo. Se saben, pero poco y nada se hace por implementarlas. Y es que es tal el afán consumista de la especie humana y tan reducida su consciencia ecológica frente a lo que le demanda al medio ambiente, además de que no para de arrasarlo, que pensar en un remedio para lo que está sucediendo en el corto plazo no es más que una utopía.

No obstante, hay que hacer algo y si lo que se necesita es cambiar la manera de pensar y de comportarse de miles de millones de personas, es recomendable comenzar ya y acelerar el paso ya que las consecuencias de seguir por este camino pueden contemplar la extinción del planeta y la vida que alberga en menos tiempo de lo que pueda estimarse.

REDACCIÓN EDITORIAL

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