Editorial: El absurdo del Eln

El llamado a este grupo guerrillero es a que entienda que su actuar ya no tiene eco en Colombia y que su única alternativa es el diálogo y la terminación pacífica del conflicto. En tiempos de paz debería el Eln dar un paso hacia adelante y subirse de una buena vez en el bus de la reconciliación nacional.

En momentos en que el país se prepara para refrendar los acuerdos de paz de La Habana y ponerle fin a más de 50 años de conflicto armado con las Farc, la guerrilla del Eln llama a un paro armado en los departamentos de Arauca, Boyacá, Casanare, los Santanderes y Vichada, según ellos, en conmemoración del aniversario 36 del frente Domingo Laín.

El actuar del Eln es símbolo de una torpeza política que nadie termina de entender. Cuando la nación empieza a vivir un cese bilateral al fuego con las Farc, que ha permitido que durante las últimos meses hayan desaparecido de los titulares las noticias de tomas guerrilleras, atentados y secuestros, el actuar armado del Eln no genera más que rechazo y aún más desprecio del que ya de por sí tienen los ciudadanos por este grupo guerrillero.

El Gobierno no puede ceder ante el chantaje de esta organización delincuencial. Por el contrario, las acciones terroristas merecen ser perseguidas y castigadas con la mayor severidad por las autoridades. El país evoluciona hacia una manera de resolver los conflictos distinta a la guerra y no hay lugar para acciones que solo buscan preservar la violencia.

El Eln debe entender que este país rechaza tajantemente su actuar violento, que no puede pretender presionar un diálogo de paz mediante atentados y que sin la liberación de todos los secuestrados, los ciudadanos no aprobarán que se sienten a la mesa con el Gobierno.

Ver los buses quemados en las carreteras es como viajar en el tiempo hacia el pasado y volver a una época en la que el terror se apoderaba de las vías y el pavor era el determinante, al punto de que se temía viajar por miedo a ser víctima de atentados o de secuestros.

Estos hechos, para alegría del país son cada vez más distantes, por lo cual no podemos permitir como nación que el Eln pretenda volver al pasado a un país que avanza en la reconciliación.

El llamado a este grupo guerrillero es a que entienda que su actuar ya no tiene eco en Colombia y que su única alternativa es el diálogo y la terminación pacífica del conflicto. En tiempos de paz debería el Eln dar un paso hacia adelante y subirse de una buena vez en el bus de la reconciliación nacional.

REDACCIÓN EDITORIAL

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