Obscuridad e ignorancia

Tampoco se les hace ofensivo que el 10 por ciento de los niños del país hayan sido abusados, engañados por pervertidos o padecido comercio sexual, que es precisamente lo que se busca evitar mediante la investigación realizada por el Dane o los procesos educativos promovidos por el Ministerio de Educación.

No resulta explicable la reacción de ciertos sectores respecto de los procesos por medio de los cuales se pretende educar u obtener información sobre un tema que debe ser de amplia difusión, con términos claros e inequívocos y que brinde a los más indefensos e inocentes, conocimiento de hechos que a la par de naturales son, en muchas oportunidades, mal utilizados bien por la ignorancia de unos o por el abuso de otros.

Tal parece, que algunos estiman agresivo el usar términos científicos para referirse al sistema reproductivo de los seres humanos y preferirían que sus hijos y con ellos los niños y jóvenes del país, siguieran creyendo en las cigüeñas o en casos más abstrusos, que se regrese a la Inquisición cuando a las obras de Miguel Ángel, Botticelli y Rafael se les pretendía (y en ocasiones así se hizo) cubrir las partes pudendas por considerarlas impías y vulgares y no, como son, naturales.

A algunos esa claridad y esa precisión de los términos les resulta pecaminosa y ofensiva, pero no encuentran escandaloso que cada día nazcan en Bogotá 50 bebés hijos de menores de edad ni que en Santander, al cierre de agosto, se lleven contabilizados más de 35 mil nacimientos hijos de madres menores de edad.

Tampoco se les hace ofensivo que el 10 por ciento de los niños del país hayan sido abusados, engañados por pervertidos o padecido comercio sexual, que es precisamente lo que se busca evitar mediante la investigación realizada por el Dane o los procesos educativos promovidos por el Ministerio de Educación.

Tal vez no quieren algunos enterarse de lo que realmente sucede y pretenden vivir en un mundo de fantasía donde no existe maldad y perversión o, peor aún, tratan de ocultar la existencia de una dolorosa realidad.

REDACCIÓN EDITORIAL

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