Editorial: El mundo a favor

No faltarán los desalumbrados que insinúen la utilización de maniobras fraudulentas para la obtención del galardón y la máquina de odio que comandaba Vélez Uribe se ha puesto de nuevo en marcha en las redes sociales destilando bilis. Por supuesto habrá quien mande al infierno al presidente como lo hizo con García Márquez, lo que indica que hacen falta cupos en Sibaté.

El país y el mundo amanecieron con la noticia de que el premio Nobel de Paz había sido concedido al presidente colombiano Juan Manuel Santos Calderón y que la distinción será entregada el próximo 10 de diciembre en Oslo.

La decisión del Comité se convierte en un nuevo y significativo espaldarazo al tortuoso proceso que pretende acallar los fusiles de la más numerosa organización armada ilegal tras más de medio siglo de una confrontación que nunca debería haberse presentado y que además de inútil y cruel es, a todas luces, estúpida.

El premio es también un homenaje a los cientos de miles de muertos y a los millones de víctimas de la guerra y un sólido apoyo para quienes no cejan en sus esfuerzos de alcanzar un acuerdo, pese a la decisión mayoritaria adoptada en el plebiscito.

Un apreciable segmento de la población ha comenzado a tomarse las calles y plazas en paz para apoyar los esfuerzos de paz. En él se advierte una mayoría de jóvenes, que seguramente se abstuvieron de votar el domingo y caen en cuenta de los peligros de que las acciones violentas se reactiven y el país se vea condenado a más lustros de sangre y padecimientos.

Por cierto, el segundo Nobel adjudicado a un colombiano reconoce la obstinada labor de Santos y un equipo que no se arredró nunca en procura del bien superior de la paz en concordancia con los mandatos constitucionales.

El Comité de Oslo se une así a los innumerables organismos e instituciones internacionales, a los más disímiles personajes, a los mandatarios, a los medios (la mayoría de ellos) y los ciudadanos del mundo para enviar un mensaje de esperanza e impedir que el proceso se consuma en medio de tergiversaciones, mentiras y falacias.

No faltarán los desalumbrados que insinúen la utilización de maniobras fraudulentas para la obtención del galardón y la máquina de odio que comandaba Vélez Uribe se ha puesto de nuevo en marcha en las redes sociales destilando bilis. Por supuesto habrá quien mande al infierno al presidente como lo hizo con García Márquez, lo que indica que hacen falta cupos en Sibaté.

En tanto, solo se pueden expresar felicitaciones al presidente y su equipo y regocijarse como colombianos pues se ha dado una nueva oportunidad a la paz.

REDACCIÓN EDITORIAL

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