La desaparición de Eileen y el desamparo de los infantes

Durante una semana, la comunidad de Roncesvalles buscó afanosamente a la niña Eileen Páez, de dos años de edad, quien desapareció el pasado 5 de abril, en forma misteriosa y sin dejar rastro. Según la versión de la madre y el padrastro de la menor, ella se extravió cuando caminaba detrás de ellos.

La búsqueda se cerró oficialmente el pasado viernes; sin embargo, un grupo de cuarenta policías continúa en la zona. La gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, se puso al frente de las labores de rastreo y se desplazó hasta Roncesvalles, pero su gestión ha sido infructuosa.

Lo que sí encontraron las autoridades es que, al parecer, la madre de Eileen, una joven de 19 años, vivía en una situación de maltrato intrafamiliar, por parte de su pareja, un muchacho de 20 años, y padrastro de la niña. La Fiscalía, además, recaudó pruebas para demostrar que el hombre maltrataba a la pequeña. “Los hechos investigados ocurrieron entre el 21 de marzo y el 5 de abril del presente año. Al parecer, mientras la mamá de la menor de edad se ausentaba del lugar de residencia, su pareja golpeaba a la niña. En alguna ocasión la habría atacado con una manguera porque olvidaba ir al baño", señala un comunicado del ente investigador. La Policía, por su parte, informó que las autoridades notaron que días antes de su desaparición, la niña había dejado de asistir a un programa de Bienestar Familiar. Por estos motivos, el padrastro fue privado de la libertad, mientras se adelantan las investigaciones respectivas.

Tristemente este no es el único hecho trágico en el que los menores son las víctimas. En marzo, un pequeño de tres años fue asesinado por su padrastro en Fusagasugá, y en febrero uno de dos años desapareció en Usme y a los pocos días fue hallado muerto, en circunstancias que no han sido esclarecidas. Es aterrador saber que en Colombia los niños (que gozan de especial protección, por sus condiciones de indefensión) no están seguros ni siquiera en sus casas. En la mayoría de los casos de maltrato, abusos sexuales e incluso infanticidios, los padres y familiares son los perpetradores.

Si los colombianos queremos acabar con la violencia atroz y sin sentido, es preciso comenzar por las familias, pues la paz y la concordia solo se pueden alcanzar si desde los hogares se educa en el respeto y la tolerancia.

 

EL NUEVO DÍA

Comentarios