Coiba sin control

Casos de suicidio, comercialización de estupefacientes, extorsión y tráfico de celdas en Picaleña, se suman a los problemas por falta de agua. Actualmente el Coiba tiene un 20% de sobrecupo y aquello también ha generado enfermedades e infecciones.

Sin Dios ni ley. Así pareciera estar el Coiba de Picaleña en Ibagué desde hace algún tiempo. Al ya conocido problema de hacinamiento que viven las cárceles del país, se suma una gran cantidad de situaciones que no dejan muy bien parada la labor de las directivas del complejo carcelario y que deberían encender las alarmas de la Defensoría del Pueblo, la Personería de Ibagué y si es necesario de la Procuraduría.

Como bien dice aquella famosa canción de salsa: “No hay cama pa’ tanta gente”. Aquello ha desencadenado todo tipo de riñas, peleas y luchas por el control de los pocos espacios al interior de la cárcel e incluso de los patios. Pues según denuncia realizada a EL NUEVO DÍA, en Picaleña la misma guardia está poniendo “en venta” uno de ellos, además del control que han ejercido históricamente los llamados caciques y jíbaros.

Una huelga de hambre de algunos prisioneros excombatientes de las Farc, así como el asesinato de un joven por no pagar una deuda de vicio, son los últimos episodios denunciados dentro de aquel caldo de indiferencia, ingobernabilidad y problemas de todo tipo que lejos están de una solución.

Lo paradójico del asunto es que mientras ocurren casos en donde es notable y quizás necesaria la falta de control, sobre todo en quienes gobiernan patios y celdas, familiares de los internos han denunciado atropellos por parte de algunos miembros de la guardia, pues no les permiten la entrada de alimentos a sus familiares y son ultrajados en cada visita.

Casos de suicidio, comercialización de estupefacientes, extorsión y tráfico de celdas en Picaleña, se suman a los problemas por falta de agua. Actualmente el Coiba tiene un 20% de sobrecupo y aquello también ha generado enfermedades e infecciones. Sobra decir que el problema del hacinamiento no es nuevo y tampoco es ajeno al colapso del sistema general penitenciario, al cual hemos venido refiriéndonos en reiteradas ocasiones. Lo triste aquí es que las denuncias siempre se quedan en el aire y en casos como en Bellavista o la misma Picota y donde la situación es mucho más extrema, no se ha hecho nada por remediarlo.

Si bien el trabajo de dirigir una cárcel de alta seguridad como Picaleña no debe ser nada fácil, aquí el reclamo se queda corto, sobre todo en el caso del joven espinaluno asesinado supuestamente por no tener 30 mil pesos para pagar el vicio, pues una seguidilla de irregularidades ha caracterizado el caso y su familia hoy pide claridad, además el joven estaba próximo a quedar libre por un delito menor. ¿Se le está saliendo de las manos el Coiba a su director Jairo Enrique Páez? Esperamos que no.

REDACCIÓN EDITORIAL

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