¿Quién protege a los niños?

Hoy la preocupación gira en torno a que pareciera que los niños colombianos están desprotegidos, porque ni siquiera en las mismas manos de la entidad que se supone debería protegerlos los pequeños están seguros.

Indignación en redes sociales causó un video grabado en un jardín infantil en Bucaramanga, en donde se ve a una maestra generando cierto tipo de maltrato en contra de una pequeña bebé, quien llora y pone resistencia, mientras esta trataba de embutirle a la fuerza y tapándole la nariz, una cucharada de sopa.

El video se volvió viral rápidamente y gracias a ello, la Policía de Infancia y Adolescencia de dicha ciudad, al igual que la Personería y la Secretaría de Educación, anunciaron investigaciones y sanciones.

Aquello resulta siendo una pequeña muestra de los muchos abusos cometidos en el país en contra de los seres más indefensos del mundo y no cabría otra reacción más que el rechazo rotundo y repudio frente a este tipo de comportamientos. El caso de la fundación Peces Vivos en Ibagué, y que en palabras de uno que otro personajillo con menos de dos dedos de frente no fue más que un proceso normal de control y disciplina, dejó ver lo más ruin y despiadado por parte de personas y funcionarios públicos y quienes a su cargo tenían la responsabilidad de cuidar y proteger a los niños como si fuera su propia vida o sus propios hijos.

En Colombia, así como es común que se maltraten mujeres a diario y que muchos de aquellos casos terminen engrosando las lamentables cifras de feminicidio, el maltrato infantil, según el mismo Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, también genera cifras alarmantes. Unos 29 niños son maltratados a diario por padres de familia, abuelos, tíos y profesores, y lo peor del tema es que generalmente dichos casos vienen acompañados de violencia sexual y frente a ello ni el Estado ni el mismo Icbf han sido capaces de solucionar de fondo.

No tendríamos que ir muy lejos para recordar la ineficiencia de dicha entidad en un caso como el de la pequeña Sarita, en el que ni siquiera para expresar una palabra de condolencia a la familia, se apareció el señor director regional Óscar Ríos. Curiosamente tampoco lo hizo cuando la Asamblea Departamental lo citó a un debate.

Hoy la preocupación gira en torno a que pareciera que los niños colombianos están desprotegidos, porque ni siquiera en las mismas manos de la entidad que se supone debería protegerlos los pequeños están seguros.

No hay una política estatal seria que beneficie y proteja como se debe a los niños y en el Congreso, luego del deceso de la senadora Gilma Giménez, los proyectos en ese sentido han sido ausentes y las pocas iniciativas relacionadas han quedado en veremos.

Para rematar el tema, esta semana el escándalo de los Programas de Alimentación Escolar también dejó ver la peor cara por cuenta de los corruptos de siempre, que ya perdieron toda vergüenza y ahora no les importa siquiera robarse la plata sagrada de la comida de los niños más pobres del país. Diría un famoso personaje de Los Simpson: ¿Alguien quiere pensar en los niños?

REDACCIÓN EDITORIAL

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