Ingenio desperdiciado

Más de 20 años han pasado desde la muerte de Pablo Escobar, pero en Colombia no hemos podido superar el estigma del narcotráfico, y mucho menos lo haremos, mientras se siga haciendo apología a personajes como esos, en documentales, películas y series, como la recién estrenada por RCN “La Esquina del Diablo”, y mientras la droga siga siendo, factor de negocio, no solo en Colombia

Ya pasaron tres meses desde que terminó el Mundial de Rusia, y aún algunas cosas indeseables siguen saliendo a flote. Luego del escándalo con los colombianos que obligaron a ciudadanas chinas a aparecer en video repitiendo groserías que no entendían, se han conocido casos como el de la reventa ilegal de boletas, en las que la Federación Colombiana de Fútbol, tuvo su parte de responsabilidad, y aún no aclara el tema.

Sin embargo, y cuando ya la tusa futbolera, además de las vergüenzas pasadas, iban quedando en el olvido, una nueva polémica salió a la luz pública, y nuevamente los colombianos, fueron pésimos protagonistas.

A la par de los partidos, en donde la Selección Nacional, se quedó en octavos de final en la sufrida tanda de penales frente a Inglaterra, se supo que, en medio de la algarabía y las emociones del mejor fútbol del planeta, se llevaron a cabo millonarios negocios en donde la mafia colombiana, vinculada al Clan del Golfo, junto al conocido Cartel de Sinaloa, pactaron algunos ilícitos con un cartel de droga europeo.

El gran negocio, que según las autoridades no fue el primero, y tuvo su origen en una cárcel de Holanda, se dio en los partidos de Colombia vs. Polonia, y de Alemania vs. México, y consistió en los pagos para introducir una gran cantidad de cocaína, exactamente 7.5 toneladas, con destino a Rusia y China, dos de los mejores mercados para vender esa droga.

En dichos partidos, el cartel europeo, quien era el comprador les adelantó el pago del 75% de los 300 millones de dólares que habían acordado, dinero que pretendían encaletar con la ayuda de hinchas mexicanos y panameños, para llevarlo a Centroamérica.

Probablemente el gran negocio no se hubiera caído, si la Selección de México no le gana a Alemania, pues gracias a ello, los miembros del cartel de Sinaloa hicieron tremenda fiesta, en donde participaron los colombianos, y a donde fue inevitable pasar desapercibido.

Finalmente, las autoridades colombianas en coordinación con la policía holandesa, capturaron a los implicados y detuvieron el cargamento que logró llegar en barco hasta Róterdam, y evitaron el gran negocio, pactado en partidos de fútbol de talla mundial.

Lo ocurrido, además de evidenciar el ingenio desperdiciado de los colombianos, confirma, que para el crimen no hay obstáculo o barreras, y que la creatividad, desafortunadamente acompaña más las cosas malas que las buenas.

Más de 20 años han pasado desde la muerte de Pablo Escobar, pero en Colombia no hemos podido superar el estigma del narcotráfico, y mucho menos lo haremos, mientras se siga haciendo apología a personajes como esos, en documentales, películas y series, como la recién estrenada por RCN “La Esquina del Diablo”, y mientras la droga siga siendo, factor de negocio, no solo en Colombia, sino en el mundo.

REDACCIÓN EDITORIAL

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