Contaminación auditiva extrema

El Centro de Ibagué se ha convertido en un espacio muy poco atractivo para ibaguereños y turistas. Y, uno se pregunta, ¿qué hacen las autoridades responsables de controlar la contaminación auditiva en los espacios públicos?

Hace más de una década, un alcalde de Ibagué vendió a los ibaguereños la idea de peatonalizar la calle Catorce entre Segunda y Tercera y la llamó la Calle Bonita. Buscaba que todos disfrutaran de un entorno amable, con calles anchas y poca circulación de vehículos. Pero, muy pronto, esta se convirtió en una vía de vendedores ambulantes, en andenes y parte de la calle. Hoy es un lugar caótico y de difícil circulación.

Más adelante, otro alcalde peatonalizó la Tercera entre Décima y Quince. Esta, hoy, permanece atiborrada de vendedores ambulantes, indigentes y familias que hacen que sus hijos bailen y pidan limosna; hay vendedores de ideas religiosas, músicos con sus parlantes, en ocasiones dos o tres en la misma cuadra, y negocios de frutas y comidas. A lo anterior se suma la música estridente proveniente de los almacenes que pretenden, así, mejorar las ventas. Y, si vamos a la Plaza Murillo Toro, el ruido de los eventos que allí se organizan interfiere en forma permanente con las actividades empresariales y familiares de quienes allí trabajan o habitan. Cabe agregar que esta situación también se presenta en residencias y en vehículos como las chivas festivas que recorren la ciudad.

El Centro de Ibagué se ha convertido en un espacio muy poco atractivo para ibaguereños y turistas. Y, uno se pregunta, ¿qué hacen las autoridades responsables de controlar la contaminación auditiva en los espacios públicos? ¿Cómo se está aplicando el Código de Policía en Ibagué y cómo se protege el derecho de la ciudadanía a contar con un ambiente tranquilo que aporte a su calidad de vida? En cuanto a los músicos callejeros, Ibagué, como Ciudad Musical podría promover esta actividad en calles y parques. Pero, ocupándose también de la calidad y el sonido de la música que ofrecen.

Trabajar sobre este problema debe ser una tarea prioritaria del nuevo Alcalde, por ejemplo con Fenalco, alrededor de una campaña pedagógica entre los comerciantes para controlar el ruido en el Centro. Pero también, los medios de comunicación tienen una responsabilidad social urgente e importante por realizar: enseñar a los ciudadanos que la contaminación auditiva no solo los afecta en su salud a largo plazo sino que perturba a sus conciudadanos. Todos debemos buscar que la ciudad en su conjunto sea un espacio amable y armonioso, donde amemos la música y la alegría, y construyamos diariamente un ambiente agradable para todos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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