El mal uso de la pólvora, ¿un mal sin cura?

La pólvora está asociada con la celebración de las festividades decembrinas y por eso parece infaltable en esta época. Sin embargo, también en estos días se incrementa el consumo de licor, y la mezcla de estos dos productos ocasiona que niños y adultos resulten quemados, lo cual ensombrece la Navidad de cientos de familias colombianas cada año.

Colombia es el país de Latinoamérica donde se reportan más quemados con pólvora y por eso se ha tratado de regular su uso desde hace más de tres décadas. La norma más reciente es la Ley 2224 de 2022 y su decreto reglamentario, cuyo fin primordial es proteger a los niños y los adolescentes. De acuerdo con esta norma, las personas inexpertas no podrán manipular artefactos como volcanes, voladores y cohetes que pueden ocasionar quemaduras, laceraciones e incluso amputaciones. De igual forma, se prohibió la venta de artículos pirotécnicos, fuegos artificiales y globos a niños y adolescentes, y adultos en estado de embriaguez o bajo los efectos de sustancias prohibidas; además, se establecieron límites al ruido que se puede hacer en espectáculos pirotécnicos.

La abundancia de normas no ha impedido que sigan ocurriendo incidentes relacionados con el mal uso de la pólvora: en los primeros diez días de diciembre, 290 personas en Colombia han resultado quemadas; entre ellas, cien menores de edad. En el Tolima se registraron 12 casos (cinco en Ibagué, dos en Mariquita, dos en Coyaima, uno en Fresno, uno en Planadas y uno en Espinal).           

De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud (INS) hubo un aumento de 5,1%, con respecto al mismo periodo de 2022. Antioquia es el departamento con más quemados (36); le siguen Bogotá (31) y el Valle del Cauca (17). Los productos que más ocasionan lesiones son las chispitas, los totes, los voladores y los juegos pirotécnicos.

Afortunadamente, en este Departamento no se ha reportado menores de edad quemados con pólvora, pero es alarmante que pese a las campañas y las prohibiciones continúen aumentando los casos. Algunos jóvenes y adultos exponen sus vidas porque cometen imprudencias, estimulados por el consumo de alcohol, y así lo demuestran las recientes cifras: seis de los cien menores se hallaban con adultos ebrios y 65 de los 190 mayores quemados estaban embriagados.           

Para conseguir que las cifras de quemados lleguen a cero, se requiere una mayor firmeza parte de las autoridades para controlar a los irresponsables que queman pólvora prohibida o permiten que la manipulen menores de edad; así mismo, es preciso intensificar las campañas de educativas sobre los daños imborrables que dejan las quemaduras.

EL NUEVO DÍA

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